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Entre Ia geografía real y Ia fantástica: «Ultima Thule» en las letras griegas y latinas
Para Meinhardt y Jutta y ios demás amigos que se me quedaron en las entrañables islas Feroes
En una deliciosa novela —«historia septentrional»—, una de las de los ricos argumentos tanto que se desbordan a sí mismos, Ia que se ha llamado por Arturo Farinelli «el último sueño romántico de Cervantes», y no sería necesario precisar que nos estamos refiriendo a Los trabajos de Persiles y Segismunda l, cuando al final, ya cerca de Roma, se descubre quiénes son Periandro y Auristela, él Ie dice a ella: También te he dicho cómo en Ia última parte de Noruega, casi debaxo del Polo Ártico, está Ia isla que se tiene por última en el mundo, a Io menos por aquella parte, cuyo nombre es Tile, a quien Virgilio llamó Tule en aquellos versos que dizen, en el libro I Ceorg.: ...ac tua nautae numina sola colant; tibi serviat ultima Thule.
1 Lib, IV, cap. 12. Por cierto que continúa el texto cervantino: «Más adelante, debaxo del mismo norte, como trecientas leguas de Tile, está Ia isla llamada Frislanda, que aurá quatrocientos años que se descubrió a los ojos de las gentes, tan grande, que tiene nombre de reyno, y no pequeño«. Estamos manejando Ia erudita edición de Schevill y Bonilla (Madrid 1914). Sobre Frislanda véanse sus notas a las pp. 319-24. Limitémonos a consignar, con referencia a Io que escribiremos después, su cita del navegante veneciano Niccolo Zeno quien, al publicar en su ciudad el año 1558 el relato del supuesto viaje septentrional que él mismo había hecho con su hermano Antonio, hizo de Ia fabulosa isla «una combinación ficticia de Islandia y de las Feroe» (véanse también las pp. xix-xxi de esta edición). Y advirtamos que todavía más al final, es el mismo Cervantes quien cita a Nicolo Zeno (= Nicolás Temo).
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