|
Virgilio cn Nápoles
Quizás pueda sorprender esta presencia mía en una conmemoración del bimilenario de Virgilio, no siendo yo especialista en Ia materia ni latinista de profesión. Pero si necesitara justificaciones mi participación en este homenaje al gran poeta latino y no Io fuera mi ya remota formación clásica universitaria, séalo nuestro común enraizamiento (de Virgilio y mío) en una amada ciudad italiana, Nápoles, de Ia que, Io mismo que él, puedo también yo decir: me dulcis alebat Parthenope (Georg,, 4, 563-64); bien entendido, claro está, que el alimento que ambos recibimos, durante largos años, de aquella generosa madre ocasional no fue sólo de pan material, De Ia larga y fecunda estancia de Virgilio en Nápoles, y de Io que aquella vivencia napolitana pudo representar en Ia obra del poeta mantuano, voy a ocuparme brevemente en esta conferencia. Hablará a continuación, más elocuentemente que yo, Ia visión (a través de algunas diapositivas) de los lugares que sirvieron de escenario a varios de los episodios más conocidos de su gran poema, Ia Eneida. Convendrá recordar de paso que Ia formación filosófica y literaria de Virgilio se realizó principalmente en Nápoles, a donde parece que llegó muy joven, el año 48 antes de Cristo, cuando él contaba sólo veintidós. Las razones de aquel su primer viaje y primera estancia en dicha ciudad, prolongada durante cinco años, son fáciles de comprender si tenemos presente que, a partir de Ia época en que Lucio SiIa había conquistado (80 a.C.) Ia ciudad de Pompeya y otras del golfo de Nápoles, incorporándolas definitivamente al poderío romano *, aque1 A. Maiuri, Pompeya, 8 ed., (Roma 1061) p. 4.
|