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El hebreo, lengua bárbara para un hispano del siglo XV
El, por ahora desconocido, traductor del De mulieribus claris de Boccaccio al castellano, versión editada por vez primera en Zaragoza en 1494 1, no era un simple traductor sino que, como recientemente ha sido puesto de relieve 2, con alguna frecuencia añadía comentarios de cierta amplitud y, a las veces, francas digresiones respecto al original. Una de ellas, realmente traída por los pelos, contiene un comentario abiertamente peyorativo sobre Ia lengua hebrea, que encaja muy bien con el orgullo del humanista para quien el latín era Ia lengua perfecta por antonomasia. Después de hablar de Ia ignorancia de los paganos acerca de los relatos bíblicos, el anónimo traductor-comentarista aprovecha Ia oportunidad para explicar
«que el hebrayco bárbaro, confuso e inperfecto lenguaje es: carece de tiempos, de modos, de algunas partes de Ia oración, de casos en los nombres, e ahún de letras que es peor, e de las más principales, que las vocales son: ca ni tiene Ia o, que es Ia más sonante e de más noble figura que todas las otras, ni tiene Ia e, bien que tengan aspiración que suple por ella» 3.
Huelgan los comentarios, pues pocos defectos más pueden reprocharse en tan pocas palabras.
1 La obra se reimprimió en Sevilla, en 1528. Manejo Ia edición facsímil: De las ilustres mujeres en romance por Juan Boccaccio (Zaragoza 1494) (Real Academia Española, Madrid 1951). 2 F, Fernández Murga, - J. A. Pascual Rodríguez, 'La traducción española del De Mulieribus claris de Boccaccio', Filología Moderna, 55 (Madrid 1975) 499-511. 3 FoI. Uv, columna 2° de Ia edición facsímil.
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