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DeI puerto de Ia filosofía al puerto de Ia muerte
Un pueblo de marineros, dotados de una viva imaginación, como las razas que se asientan frente al azul del Mar Mediterráneo, no podía por menos de enriquecer su propia lengua con figuras y símiles que Ie sugerían los diferentes aspectos del mar, y las dificultades y molestias, los peligros y las alegrías que llevaba consigo Ia vocación de navegante. Por eso se nos antoja un tópico muy manido Ia afirmación de que Ia literatura de Grecia y luego Ia de Roma abunda en brillantes metáforas y símiles memorables, tomados de esta inexhaustiva fuente, y en expresiones cuyo origen marino se pierde en vocablos o frases que luego pasan al acervo común del pueblo ', El puerto es Ia meta que busca el marinero, constituye el final de sus esfuerzos. Cuando el viaje ha sido peligroso y Ia navegación difícil, el puerto se presenta como el refugio de los peligros, donde se encuentra el término de las molestias. El hombre de Ia tierra adentro puede considerarse a sí mismo como un navegante que busca el final feliz de sus esfuerzos. Ante su vista aparece su propia vida corno un viaje lleno de vicisitudes y de peligros. Aunque Ia literatura antigua contiene alusiones a esto, en virtud de Ia concepción de Ia polis como centro de Ia vida helénica resulta que Ia figura se aplicará más frecuentemente y con más detalles a Ia «nave del estado» que «al viaje de Ia vida de los individuos» 2.
1. Cf. B()NNER, Campbell, Desired lmven, en Harvard Theological Review 34 (1941) 49-50. En este artículo querernos completar Io que escribimos en otra ocasión: Eu torno a una metáfora agnstiniana, en Miscelánea patrística. Homenaje al P. Angel C. Vega, El Escorial 1968, pp. 407-426. La semejanza de los temas tratados en ambos estudios nos obligará a repeticiones a que sólo daremos entrada cuando el sentido Io exija. Desde ahora para Io que de una manera especial se relaciona con San Agustín, remitimos al lector al citado artículo. 2, Cf. BoxNER, Desired liaven, p. 49. KAiii.MHYCR, Johannes, Seeslnrm imd Schiffsbruch als BiId im antiken Schriffttum, Griefswald 1934, pp. 34-36.
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