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Roma y los Galos
l.^ROMA ANTES DE SU LLEGADA Liquidada Ia dominación etrusca, aparece Roma en su vida política, con dos problemas agobiantes que amenazan asfixiar el espíritu naciente de aquel pueblo; uno, originado del peligro exterior, de las naciones vecinas, que miraban a Roma como Ia heredera de Ia hegemonía etrusca en el Lacio, y otro, salido de su.misma constitución como estado, puesto a prueba al derribarse Ia íuerza que Io creó. Este no desaparecerá totalmente hasta que los dos elementos de vida política arraigados en Ia ciudad —ipatriciado y plebe—, se fusionen legalmente en superior unida,d, pues Ia nobleza, factora de Ia revolución del 509, había organizado para su provecho Ia autoridad política de Roma, teniendo en sus manos el Consulado y el Senado. Al llegar a Ia segunda mitad del siglo iv se podrá dar por terminado el proceso de Ia lucha por equiparar derechos y deberes en todos los ciudadanos. El peligro externo, en cambio, es ley de vida que exista para Roma hasta llegar a Ia madurez de su existencia. Pero el que apretó a Ia ciudad durante el siglo que media entre Ia caída de los reyes etruscos y Ia catástrofe gálica, era, podíamos decir, de índole doméstica o regional. En un horizonte de no más de veinticinco kilómetros tuvo que luchar con pueblos vecinos, resabiados de su derrota unos, temerosos del poder creciente de Roma, otros. Aquéllos mil kilómetros cuadrados de
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