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Díâhgo Ecuménico t. XXXI, n. 101 (1996) 327-333
ESTUDIOS Y ARTÍCULOS
LA ENCÍCLICA "UT UNUM SINT" Una visión ecuménica prometedora
En apariencia, el ecumenismo no goza de buena salud. Al menos en comentários corrientes, a nivel hablado o escrito, se dice que Ia Iglesia Católica y el mismo Juan Pablo II han relegado Ia búsqueda de Ia unidad de los cristianos a un mero apéndice ornamental, sin mayores compromisos. Sin embargo, hay signos institucionales muy positivos. Por poco que se sigan los viajes del Papa, se constata que nunca se olvida de celebrar algún acto ecuménico de relieve. También durante su pontificado se ha publicado el nuevo Directorio Ecuménico. En Ia Carta Apostólica Tertio Millenio Adveniente (1994), en el momento de enumerar las tareas de todos los católicos en el caminar hacia el año 2.000, Juan Pablo II dice que «la proximidad del final del segundo milenio demanda a todos un examen de conciencia y unas oportunas iniciativas ecuménicas, de manera que podamos presentarnos al gran jubileo, si no totalmente unidos, al menos mucho más próximos para superar las divisiones del segundo milenio. Sobre esto es necesario, evidentemente, un gran esfuerzo» (n. 341). La Carta Encíclica Ut Unum Sint, del 25 de mayo de 1995, es Ia personal contribución del Papa a este examen de conciencia. La lectura de esta su duodécima Encíclica sorprende agradablemente por Ia fuerza, el frescor, el impulso, las ganas de trabajar y de hacer camino hacia Ia unidad de los cristianos. Su estilo me recuerda mucho al libro autobiográfico Cruzando el umbral de Ia esperanza (1994).
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