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DiEct. XXX, n. 97 (1995) 257-259
DOCUMENTACIÓN
DECLARACIÓN CRISTOLÓGICA COMÚN ENTRE LA IGLESIA CATÓLICA Y LA IGLESIA ASIRIA DE ORIENTE
(1994)
Su Santidad Juan Pablo II, Obispo de Roma y Papa de Ia Iglesia Católica, y Su Santidad Mar Dinkha IV, Patriarca Catholicos de Ia Iglesia asiria de Oriente, dan gracias a Dios por haberlos impulsado a este nuevo encuentro fraterno. Ambos Io consideran un paso fundamental en el camino hacia Ia comunión plena, que ha de restablecerse entre sus Iglesias. En efecto, de ahora en adelante pueden proclamar juntas su fe común en el misterio de Ia Encarnación. En calidad de herederos y guardianes de Ia fe recibida de los Apóstoles, como Ia formularon nuestros padres comunes en el concilio de Nicea, confesamos un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos que, al llegar Ia plenitud de los tiempos, bajó del cielo y se hizo hombre por nuestra salvación. El Verbo de Dios, Ia segunda Persona de Ia Santísima Trinidad, se encarnó por obra del Espíritu Santo, asumiendo de Ia Santísima Virgen María un cuerpo animado por un alma racional, a Ia que estuvo unido indisolublemente desde el momento de su concepción. Por eso, Nuestro Señor Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, perfecto en su divinidad y perfecto en su humanidad, consubstancial con el Padre y consubstancial con nosotros en todo, menos en el pecado. Su divinidad y su humanidad están unidas en una sola persona, sin confusión ni cambio, sin división ni separación. En él se ha conservado Ia diferencia de las naturalezas de Ia divinidad y Ia humanidad, con todas sus propiedades, facultades y operaciones. Pero, Versión española del original: L'Osservatore Romano, Edición semanalen lenguaespañola 46 11.3511 (18 de noviembre de 1994) 5.
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