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EL MINISTERIO EN UNA IGLESIA UNIDA es más una cuestión de confianza que de convenio
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El movimiento hacia Ia unidad de Ia iglesia se encuentra actualmente en una situación paradójica. Desde un punto de vista ha alcanzado un nivel de considerable éxito. El último de los Informes regulares de las Negociaciones sobre Ia Unidad de Ia Iglesia publicado por el Consejo Ecuménico de las Iglesias (The Ecumenical Review, vol. XXVIII No. 3, ¡ulio 1976, pp. 308-49) narra un impresionante número de actuales negociaciones en progreso, sin detallar las innumerables conversaciones teológicas y colaboraciones más prácticas que prometen tantas uniones venideras. Todavía más importante, probablemente, es el hecho de que en casi todas las principales iglesias, Ia unidad es conocida ahora y enseñada como una distinción esencial de Ia Iglesia y, por Io tanto, Ia meta adecuada y correcta en el futuro previsible. Al mismo tiempo, aquellos de entre nosotros íntimamente inmersos en el movimiento de unidad no pueden menos de ser conscientes de una sorprendente falta de confianza en las perspectivas para su éxito. Este pesimismo (en algunos llamarlo «derrotismo» apenas sería una descripción demasiado fuerte) se alimenta de muchos hechos y argumentos diferentes, y toma, por su.puesto, distintos tonos en diferentes partes del mundo. Ciertamente, no es uniforme ni universal. Sin embargo es Io suficientemente común, en las Islas Británicas y más allá, como para merecer ser tenido en cuenta. Por el momento, déjenme mencionar tres factores principales. Primero, coloco Ia ya irreversible entrada de Ia Iglesia Ro-
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