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LA RECEPCIÓN DE NIETZSCHE EN EL MUNDO HISPÁNICO
Puede sorprender que se considere en este acto tan solemne, en Ia celebración de Ia patrona de los filósofos, en Ia Universidad Pontificia de Salamanca, una página de Ia Historia de Ia Filosofía, muy apremiante desde luego, pero que se ha presentado por Io general con fuerte pasión antagónica. Mi propósito es invocar Ia visión antropológica vital de una filosofía que estimula a Ia exigencia y superación de Ia vida, a Ia sinceridad y Ia intimidad de un engrandecimiento, enriquecimiento y embellecimiento del vivir, lejos de todo indiferentismo y de los tópicos más triviales con que se han difundido las controvertidas propuestas del provocador filósofo alemán Federico Nietzsche. En ningún caso puede pedirse aquí, filosóficamente, adhesión al filósofo ni a las diferentes lecturas, a veces contradictorias, de este seductor, a pesar suyo, proteico filósofo alemán. El ponente presenta este estudio como sugerencias que pueden ser fecundas para Ia reflexión y el diálogo. El teólogo católico de Friburgo, filósofo de Ia religión, Bernhard Welte, escribe en 1958 sobre El ateísmo de Nietzsche y el cristianismo 1, publicado en España en 1962: «Algo distinto ha ocurrido con nosotros desde Nietzsche, y ya no podemos estar como si él no hubiese existido en absoluto. Por Io menos se nos ha mostrado por Nietzsche una posibilidad de ser humano, y esto no es poco». Asimismo el filósofo de Ia existencia trascendente, Karl Jaspers, en Nietzsche y el cristianismo (1938) comenta que «la lucha de Nietzsche contra el cristianismo es producto de su propia actitud cristiana», considerando las expresiones a favor de Jesús y de los religiosos sinceros, en medio de sus abundantes imprecaciones y rechazos del cristianismo 2, porque «la experiencia personal de
1 B. Welte, El teísmo de Nietzsche y el cristianismo, p. 9, trad. L. Jiménez Moreno, Madrid, Taurus, 1962. 2 K. Jaspers, «Nietzsche y eI cristianismo» (1938), p. 249, Conferencias sobre Historia de Ia Filosofía, Madrid, Gredos, 1972.
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