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El marketing no ha parado de evolucionar desde sus inicios y se revela en estos últimos años en su máximo esplendor como marketing experiencial. Si bien desde hace tiempo el consumidor estaba en el centro de cada estrategia, ahora las experiencias no se pueden desligar del sujeto, formando así una conexión única en cada relación marca-persona. Ahora el marketing relacional va un paso más allá traduciendo cada relación en una experiencia única, teniendo gran importancia en el sector servicios y sobre todo en el turístico. El marketing turístico ha hecho su adaptación al marketing experiencial para crear experiencias a la altura de las demandas del cliente. Para conseguir superar las expectativas del turista selectivo, las empresas tienen que integrar las nuevas 4 E’s (Experiences, Exchange, Everyplace, Evangelism) y seguir unos pasos integrados que construyan experiencias que permitan al cliente vivir cada estancia atenta de forma personalizada, única, discreta, trascendente, memorable e incluso responsable con el medio ambiente. No cabe duda que el turismo es uno de los sectores que más mueve la economía española y sin embargo, es uno de los que más tarde ha empezado a implementar estrategias de marketing; incluido el destacado turismo de lujo. Este último, más que ninguno debe aplicar el marketing experiencial para diferenciarse y crear un recuerdo inolvidable en la mente del consumidor. Este consumidor es particular por su estilo de vida, sus hábitos de compra, de consumo y por sus demandas, pero también lo es por la evolución que ha tenido, pasando de buscar lo ostentoso en elementos lujosos, a esperar vivencias únicas y personales que le emocione sin dejarle indiferente.
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