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LIBROS DE LOS PROFESORES
Salmanticensis 66 (2019) 301
Francisco García Martínez. El Cristo siempre nuevo. La posición del contexto en la cristología, Sígueme, Salamanca 2019, 240 pp.
El libro toma su impulso de la constatación de la crisis actual de la enseñanza de la teología en cuanto teología evangelizadora, apuntando cómo su método no ha terminado de adaptarse aún a la función pastoral que le pedía el Concilio Vaticano II. A partir de esta constatación se desarrolla una argumentación sobre cómo el contexto debe generar una relectura continua del dato dogmático para que este pueda formar parte de la comprensión evangélica de la vida, ya que el evangelio transmite verdades de vida y salvación, y no solo ni fundamentalmente de razón, por más que ambas no sean excluyentes y se necesiten.
El libro se divide en tres capítulos. El primero en el que se expone el significado del contexto en la argumentación cristológica y sus consecuencias en su didáctica, partiendo de la constatación de que la cultura ‘cristiana’ que sostenía hasta ahora el imaginario creyente está desapareciendo y somos obligados a la transculturización del cristianismo.
El segundo, el más amplio, intenta aislar la perspectiva en la que la modernidad y la posmodernidad han situado la mirada, el sentimiento y la razón humana, y cómo esta determina la comprensión o incomprensión del acontecimiento Cristo velando algunos elementos y propiciando la expresión de otros, ya revelados, pero no desarrollados. De igual manera se intenta mostrar cómo este acontecimiento Cristo tiene poder para redimir este momento cultural, haciendo fecundas sus intuiciones y liberándolo de sus callejones sin salida. La argumentación de este capítulo se desarrolla en forma de diálogo entre el croyable disponible y el disponible cristológico buscando o recogiendo intuiciones para una construcción renovada de la propuesta y de la didáctica cristológica.
El tercer y último capítulo intenta mostrar cómo la liturgia, en especial la eucaristía, es el fundamento de la cristología, pues en ella se da el acontecimiento cristológico en acto. En ella, en sus elementos constitutivos, vehiculados por el rito, pero siempre mayores que el mismo, se revelan los elementos nucleares de la experiencia cristológica de forma que, arraigada en ella, la reflexión cristológica puede moverse culturalmente sin perder su identidad.
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