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FAM 14 (1997) 9-33
ESTUDIOS
J O S É - R O M Á N FLECHA A N D É S
El amor es la cumbre y la cima de la vocación humana al ser y al s e r - a s í E s t a profunda convicción que brota de la genuina experiencia de lo humano, no ha sido contradicha por la revelación. También cuando es vista a través de la fe, la humana peripecia se descubre enraizada esencialmente en el amor y dirigida al amor que, ahora sí, se percibe en el mundo inabarcable de la trascendencia. Así lo r e c u e r d a la exhortación Familiaris consortio, de Juan Pablo 11: «En cuanto espíritu encamado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo informado por u n espíritu inmortal, el h o m b r e está llamado al amor en esta su totalidad imificada. El amor abarca también el cuerpo y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual» (FC 11). Así, pues, tras abordar algunas cuestiones antropológicas, resumiremos el m e n s a j e bíblico sobre el amor de Dios reflejado en el matrimonio, recogeremos algunos apuntes del reciente magisterio de la Iglesia y ofreceremos imas breves pistas de compromiso ético cristiano.
1 Nedoncelle, M. (1957), Vers une philosophie de l'amour, París; Ortega y Gasset, J. (1964), Estudios sobre el amor, Madrid, Espasa-Calpe; Guitton, J. (1965), L'Amour humain, París, Montaigne; Sínger.I. (1984), The Nature ofLove, 3 vols., Chicago-Londres; Manzanedo, M.F. (1985), 'Propiedades y efectos del amor', StMadríd 25, 7-18; ID., 'El amor y sus causas", I.C., 41-69; Vergés, S. (1987), Comunicación y realización de la persona, Bilbao, 297-310: «El amor personal: su fisonomía interna»; López Quintás, A. (1991), El amor humano. Su sentido y su alcance, Madrid, Edibesa; Juan Pablo 11 (Wojtyla, K.) (1966), Amor y responsabilidad, Barcelona, Plaza & Janés.
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