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LA GRACIA EN SAN PABLO Y EN SAN AGUSTIN
por LUIS ARIAS, O. S. A.
SuMMARiDM.—I : Christi gratia ut in anima experitur : A) SauU conversió ; B) Augustinl iter ad Deum. Eius conversionis miraculum verbis narratur ipsiuS. II : Christi gratiae ; B) Gratiae auxilia ; C) Hominis libertas sub moiione gratiae efjitio. III : Circa gratiam theologica speculatio : A) ¿7/ecius suncttjicantU gratiae; B) Gratiae auxilia; C) Hominis libertas sub moiiones gratia ef]icacis; D) Gratiae distributia.
I.—LA GRACIA COMO EXPERIENCIA
CONCEPTO DE EXPERIENCIA.
La expresión es polivalente y necesita, para evitar confusiones, ser concretada. La definición es ya una problemática. Empecemos por eliminar elementos institucionales, sentimientos dinamogénicos, sentimentalismos amorfos, Sin profundizar podemos quedarnos con Ia noción especial de una realidad invisible, aunque sin fruición gozosa, que transforma y eleva, robustece y renueva el alma. En el fondo es algo muy sujetivo, como toma de contacto con el Dios personal y vivente. Es un contacto realizante y unificante en el grado supremo de Ia vocación cristiana. Los elementos que integran esta experiencia son disociables sin abocar jamás a una mutilación del YO intimo, ni subestimar Ia trascendencia divina. Nada de pasividad inoperante en el sujeto, ni autonomía absoluta de Ia criatura. La gracia como experiencia es un sentirse cogida el alma por Cr:sto sin el amargor de Ia derrota, sino con el gozo deleitoso de Ia conquista. El concepto de experiencia como pura pasividad elimina el dinamismo del hombre, pulveriza toda sana tentativa en el bien obrar y es puro molinos:smo. Sentir a Dios puede entenderse como acto dinámico de Ia gracia y esta actividad divina es fundamento de experiencia, si bien, en «Salmanticensis», 11 (1964). 7
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