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SAN AGUSTÍN EN LA HISTORIA DEL DOGMA
por EUGENIO GONZÁLEZ
SuMMARiUM.— Prnponitur «momentum» S. Augustini tum in historia in genere, cum in historia dogmatum.—Breviter recensitis quae s. Doctor suo labore, praesertim in haereticis confutandis, pro fide explicanda et pro incremento dogmatum obtinuit, defenditur ipsum, in hac dogmatum historia instituenda, via usum esse traditionis. Id est: inter diversa principia quae hinc inde proponuntur, incrementum dogmatum, etiam admisso theologiae influxu quad fidei intelligentiam consequendam, máxime obtinet ex traditionis manifestatione, non solum signate, sed etiam exercite, in ipsa vita Ecclesiae.
No decimos ninguna frase hueca cuando afirmamos que San Agustín llena Ia Historia. Cierto que, al decirlo, pensamos en esa parte de Ia historia que encierra todo el mundo de Ia civilización latina a partir del cristianismo y que, rompiendo barreras y allanando murallas, ha llegado a informar toda Ia cultura y Ia vida de los pueblos modernos. Como es incomprensible el Derecho sin los principios del Romano, y Ia literatura sin el aliento de los poetas y los prosistas de Ia Roma clásica, así Ia historia del pensamiento, todo Io que comprende el desarrollo de Ia mente humana en el orden de los conocimientos que se refieren al espíritu, no sería explicable si se hiciese desaparecer esta gigantesca figura del Doctor africano, cuyo centenario poco ha celebramos. Diversos aspectos de esta influencia de San Agustín en Ia filosofía, Ia historia y el derecho pudieran considerarse. Nosotros nos vamos a fijar en un aspecto de Ia influencia agustiniana en Ia historia: Io que en Ia historia de los dogmas significa San Agustín. Si es cierto que no se puede prescindir de Ia fe cristiana cuando se hace Ia historia del mundo, Io es igualmente que en Ia filosofía europea, del comienzo del cristianismo para acá, hay una parte no despreciable de teología; que ésta ilustró y orientó a Ia mayor parte de los filósofos, aun, a veces, a aquellos que Ia negaban; que los más recios y firmes sistemas filosóficos de las escuelas católicas se construyeron para ayudar al conocimiento e interpretación de Ia verdad revelada y preparar, en cuanto esto incumbe a los estudiosos, ese desarrollo o evolución dogmática que constituye Ia que llamamos «historia de los dogmas». E iguaünente debe confe"Salmanticensis", 3 (1956).
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