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LA PAZ OS DEJO. Ml PAZ OS DOY
(Jn. 14, 27),
Cuando dos árabes se encuentran en el camino, su saludo ordinario es; *La paz sea contigo». Si se trata de amigos que de tiempo atrás no se han visto y por esto el saludo es más efusivo, se besarán mutuamente y varias veces en las mejillas, repitiendo el mismo saludo: *La paz sea contigo». La S. Escritura nos testifica que semejante saludo era muy antiguo en Ia tierra de Palestina. También los personajes de Ia h5storia bíblica, cuando se encuentran o se despiden, se desean Ia paz. El mayordomo de José saluda a los hermanos de éste diciéndoles: *La paz sea con vosotros» (Gen, 43, 23). Jetró despide a Moisés, que parte para Egipto, con un: «Vete en paz» (Ex. 4, 18). El sacerdote que había consultado a Yavé sobre Ia expedición de los danitas, dice a éstos: «Id en paz, Yavé os guíe en vuestro camino» (Jud, 18, 6). El buen anciano de Oueba saluda al joven levita invitándole a aceptar su hospitalidad: «Contigo sea Ia paz; de cuanto necesites yo te proveeré» (Jud. 19, 20). David, preocupado por Ia muerte de su hijo rebelde, pregunta: *¿Está en paz el joven Absalón?» (11 Sam. 18, 29, 32). Los ángeles de Dios imitan el mismo estilo y uno dice a Oedeón: *La paz sea contigo: no temas, que no morirás» (Jud. 6, 23). La paz se contrapone a Ia guerra y como ésta es causa de tantas calamidades, Ia paz Io será de otros tantos bienes. De aquí, que Ia paz sea Ia tranquilidad, Ia seguridad de los enemigos, el bienestar, Ia prosperidad. Sobre estas nociones se apoya Ia investigación escrituraria sobre Ia paz,
La paz en Ia Ley Nadie ignora como Dios hizo con Israel una alianza en el monte SinaL Las condiciones eran éstas: que Israel tendría a Yavé por su Dios y observaría Ia Ley que acababa de darles, mientras que Yavé introduciría a Israel en Ia tierra de Canaán, prometida a los
El presente artículo debió haber salido en el número precedente consagrado al Congreso Eucarístico de Barcelona, pero que por causas extrañas a Ia voluntad del autor y a Ia nuestra no pudo salir.
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