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Saludo inicial
Traigo el saludo y la gratitud del Pontificio Consejo para la Promoción de la unidad de los Cristianos. Este Congreso es de grande importancia, ante todo para las relaciones entre las diversas Iglesias presentes en España, pero también para el movimiento ecuménico en general, que está conmemorando los quinientos años de la Reforma protestante. Y lo está haciendo, por primera vez, en era ecuménica; es decir, con una mejor comprensión de la verdad histórica de los hechos, una interpretación compartida de lo justo y lo erróneo en las personas y en los hechos y, sobre esta base, con la voluntad de orientarse en una dirección nueva. Tal ha sido la trayectoria seguida por el diálogo católicoluterano en las últimas cinco décadas, cuyos resultados se recogen en el documento “Del conflicto a la comunión” (2013), de la Comisión internacional para el diálogo católicoluterano, que está sirviendo come base y estímulo para tantos encuentros de reflexión y de oración común en este centenario.
El movimiento ecuménico está en un momento de profunda trasformación, un kairos que vemos ante los ojos en tantos encuentros fructuosos entre las Iglesias, pero que, a mi modo de ver, no logramos todavía discernir con claridad. El Espíritu nos está llevando, pero no vemos claramente hacia donde. Se hablará más detalladamente de esto en los próximos días del Congreso.
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