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Salmanticensis 52 (2005) 39-67
ITINERARIO ESPIRITUAL DEL HOMBRE SANJUANISTA
JESÚS GARCÍA ROJO
Es bien sabido de todos que, en su origen, el nombre de ‘cristiano’ era un apodo con el que se designaba a los seguidores de Cristo, “un nombre más injurioso que honorífico”1. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, fue en Antioquia donde por vez primera se utilizó ese apelativo (cf. Hch 11, 26). Antes, al referirse a ellos, el mismo libro los llama ‘seguidores del Camino’ (cf. Hch 9, 2). Aunque el autor de Hechos no se detiene en explicar de qué Camino se trata, enseguida intuimos que tiene que ser un Camino singular. Apolo, por ejemplo, que era un judío muy inteligente, había sido “instruido en el Camino del Señor” (Hch 18, 25), pero algo debía faltarle, ya que, a renglón seguido, se dice que “al oírle Áquila y Priscila le tomaron consigo y le expusieron más exactamente el Camino” (Hch 18, 26). Esto ocurría en Éfeso. Cuando, en uno de sus viajes apostólicos, Pablo llegue a Éfeso, tendrá grandes dificultades para predicar el Evangelio. Su predicación chocó con la obstinación de los judíos que trataban de desacreditarlo “hablando mal del Camino” (Hch 19, 9). Ante esta situación Pablo decide dirigirse sólo
1 Cf. H. KÜNG, Ser cristiano, Madrid, Cristiandad, 19772, 145. Tolerado o perseguido, el cristianismo era para el imperio romano una religio illicita (cf. M. SORDI, Los cristianos y el Imperio Romano, Madrid, Encuentro, 1988).
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