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¿Bendita la Red? Nuevos problemas de comunicación vistos desde Roma, por Federico Lombardi
Cuando la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca decidió generosamente asignarme el título de doctor honoris causa en comunicación social, era el mes de diciembre de 2008. Como todos saben, desde entonces se han registrado una serie de hechos que han visto a la Iglesia católica, y, en particular al Papa y al Vaticano, en el centro de una serie de debates de notable resonancia en los medios de diversos países. Por ejemplo, la decisión de levantar la excomunión a los obispos tradicionalistas y el caso del obispo Williamson, negacionista del holocausto; el debate sobre los preservativos en la lucha contra el SIDA en los países africanos… Como todos recuerdan, yo me he encontrado implicado de forma muy directa en ello, en particular en los aspectos que se refieren a la comunicación en la Iglesia y de la Iglesia, de la que son indudablemente una dimensión importante, aunque no la única. En todo caso, estoy aquí entre vosotros precisamente como testigo de este tipo de problemas y vivencias, y por ello he pensado que es mi deber tenerlas en cuenta en las consideraciones que ahora os propongo con sencillez, no en calidad de teórico y estudioso -porque no lo soy-, sino como agente de las comunicaciones al servicio de la Iglesia y como creyente.
En camino en un mundo que cambia
El cambio del panorama de la comunicación social en los últimos decenios y en los últimos años es muy evidente. Vosotros en la universidad lo estudiáis y lo analizáis continuamente y podríais hablar sobre él mucho mejor que yo. Yo lo vivo en primera persona, pasando a lo largo de mi vida a través del empleo de los diversos medios y sus transformaciones. Como ya se ha recordado, comencé a escribir en una revista cultural -La Civiltà Cattolicaque con sus largos artículos de profundización es hoy casi igual (como periodicidad y fórmula editorial) a como era hace 160 años, cuando fue fundada. Pero luego se me envió a la radio y después a un centro de producción televisivo y estos medios me han llevado, más duramente, a confrontarme con el rápido desarrollo de la tecnología de las comunicaciones y de la
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