SUMMA. Repositorio Institucional

RECENSIONES Salmanticensis 49 (2002) 327-381 1) MORAL C. Vigna (ed.), La libertà del bene (Milano: Vita e Pensiero 1998) 350 pp. «Lo mismo da embriagarse a solas que ser dirigente de pueblos». Esta frase tremenda se encuentra en el penúltimo párrafo de Ia obra El ser y Ia nada, de J. P. Sartre. ¿Cómo se puede llegar a una afirmación de ese tipo? Sencillamente, olvidando el carácter ético del objeto de las elecciones libres a fuerza de subrayar Ia importancia de Ia misma elección libre. Lo ha intuido bien Carmelo Vigna, el editor de esta obra cuando escribe: «La separación entre Ia libertad del gesto y Ia finalidad del gesto me parece una de las grandes enfermedades de nuestro tiempo». A muchos de nuestros contemporáneos les importa que el gesto sea libre para que adquiera toda su dignidad humana; no les importa en cambio que el gesto se oriente a algo que pueda darle sentido. Interesa Ia acción, no su finalidad. Puestas así las cosas, Ia flnalidad se identifica con Ia misma decisión y el objeto con su sujeto. La ética de nuestro tiempo no puede por menos de ser narcisista. El subrayado sobre Ia libertad del gesto ha hecho olvidar que todo gesto mira inevitablemente hacia algo «distinto de sí» y que de esa meta a Ia que se dirige recibe un destino de vida o de muerte. Una consecuencia inevitable de esa separación y ulterior identificación es que se ha perdido en nuestro tiempo Ia percepción de Ia vinculación originaria entre Ia libertad y el bien. Son muchos los que creen que Ia libertad puede comprenderse como Ia capacidad de realizar el bien «o» el mal. Es difícil percibir que Ia verdadera libertad es tan sólo Ia posibilidad de realizar el bien «en lugar del» mal. Y, sin embargo, si se quiere afirmar Ia posibiUdad de Ia humanización es necesario redescubrir Ia libertad del bien. A esa tarea colabora en esta obra Paul Ricoeur con un espléndido estudio sobre Ia libertad y el bien, en el que se pregunta si el mal radical no consistirá en una crisis de Ia imputabilidad y, en el fondo, en una herida de Ia espontaneidad absoluta de Ia acción (p. 29). Le sigue en el discurso Dario Sacchi, que se formula Ia alternativa por Ia libertad del querer o Ia libertad de Ia persona, para concluir que el pecado es algo que sólo exis-

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