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ESTUDIOS
Salmanticensis 48 (2001) 399-468
LOS SALMOS DE LAUDES DE LA I SEMANA Para celebrar Ia oración de Ia Iglesia
INTRODUCCIÓN
La oración de Ia mañana que Ia Iglesia, reunida en el Espíritu Santo ', eleva al Padre por medio Jesucristo, expresa en su mismo nombre su sentido y contenido: es Ia alabanza, llena de alegría y admiración, por el nuevo día que, a Ia luz del sol, nos permite contemplar las maravillas de Ia creación y, en Ia luz de Cristo resucitado, experimentar Ia salvación que nos anuncia y anticipa Ia nueva creación de los cielos nuevos y Ia tierra nueva (Apoc 21, 1). En efecto, «con Ia alabanza que a Dios se ofrece en las Horas, Ia Iglesia canta asociándose al himno de alabanza que perpetuamente resuena en las moradas celestiales, y siente ya el sabor de aquella alabanza celestial que resuena de continuo ante el trono de Dios y del Cordero» (OGLH 16). La alabanza brota espontánea al contacto con Ia vida que se renueva, al experimentar Ia presencia de Dios, sintiéndonos acogidos y bendecidos por él que nos regala un nuevo día. En muchos elementos de Ia oración de las laudes se expresa Ia alabanza, empezando por el himno, pero entre todos destacan los salmos, llamados en hebreo Tehillim, es decir, 'cánticos de alabanza' (cf. OGLH 103). En Ia oración de Ia mañana, el salmo primero alude al encuentro renovado, al comenzar el día, con el Dios vivo, mientras que el tercero, después del cántico veterotestamentario, expresa generalmente los sentimientos de ala1 «La unidad de Ia Iglesia orante es realizada por el Espíritu Santo, que es el mismo en Cristo, en Ia totalidad de Ia Iglesia y en cada uno de los bautizados... No puede darse, pues, oración cristiana sin Ia acción del Espíritu Santo, el cual, realizando Ia unidad de Ia Iglesia, nos lleva al Padre por medio del Hijo- (OGLH 8).
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