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SOLEDAD Y SOLIDARIDAD.
SENTIDO DE LA VÍDA MONÁSTICA EN EL CRISTIANISMO
Ser monje es un arquetipo universal de Io humano y una forma particular de Ia vida cristiana. El monje en soledad o en comunidad, en simplicidad o en complejidad, como talante de existencia o como institución organizada, ha buscado siempre el Absoluto, en su doble forma: el Absoluto que Ie funda, precede y llama desde fuera; y el Absoluto reflejado en su propia interioridad. Ese Absoluto se ha convertido para él en fuente y en futuro de su vida, a los que relativiza todo Io demás. Todo se convierte en camino hacia allí. Y todo Io que no se deja encaminar es rechazado como obstáculo para llegar hasta el agua de Ia fuente y para marchar hacia él como su futuro. Por ello, el Todo al que aspira suscita Ia nada que rechaza. Y Ia vida se mueve así entre alternativas y abismos. ¿Qué ocurre cuando se absolutiza Io que es relativo o cuando se declara Todo Io que es nada o nada Io que es Todo? El monje se ha caracterizado por Ia huida, Ia búsqueda, Ia inmersión hacia el Absoluto, fuera de sí como realidad y en sí como morada. Ese Absoluto en las culturas religiosas, personalistas y teologales, tiene un nombre: Dios. La relación con El, Ia búsqueda y adoración permanentes, vendrán determinadas por Ia comprehensión que se tiene de El. El Dios de Ia historia, de Ia persona, de Ia acción y del futuro, que confiesa el cristianismo, lleva consigo que el monje no vive a Ia búsqueda de sí e inmerso en sí, sino tendido hacia el encuentro con Dios '. Se ha podido decir que
1 FIp 3, 13 («Me lanzo a Io que tengo por delante»). Epéktasis. «Au coeur du vocabularie spirituel de Grégoire de Nysse, ce mot résume Ia tension de l'âme hors d'elle même à Ia rencontre de Dieu» Ch. Kannengiesser (Ed.), Epektasis. Mélanges patristiques offerts au Cardenal Daniélou (Paris 1972) V.
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