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RECENSIONES
SISTEMATICA
E. Testa, La lege del progresso organico e l'evoluzione. Il problema del monogenismo e il peccato originale (Jerusalem: Franciscan Printing Press 1987) 458 pp. + 74 tablas.
El presente libro desarrolla Ia tesis siguiente: Ia visión estática, fixista, del mundo y del hombre, que ha prevalecido en el cristianismo desde el siglo VI hasta Pío XII, ha tratado de fundarse en Ia revelación bíblica, pero en realidad tiene sus fuentes propias en Ia gnosis neoplatónica, en diversos escritos judaicos y en pensadores como Taciano, Hermógenes y los humanistas antioquenos. La cosmovisión y Ia antropología evolutivas, dinámicas, son en cambio las que encontramos en Ia Escritura, en Ia literatura eclesiástica de los cuatro primeros siglos (incluido San Agustín) y, al día de Ia fecha, en Ia teología contemporánea. El autor aspira a reconstruir esta visión dinámica de Ia realidad creada y Ia humanidad, que habría sido Ia propugnada por Ia mejor tradición eclesial, con especial referencia al problema del pecado original y su (pretendida) relación con Ia tesis monogenista. Indudablemente, Ia tesis así resumida es muy atractiva. Pero ¿es demostrable? Me temo que el esfuerzo desplegado por el autor para convalidarla no alcanza el objetivo. Me limitaré a una sola observación: el lector se pregunta si el término «evolución» es empleado unívocamente en el libro cuando se predica de las fuentes bíblicas y eclesiásticas, por un lado, y cuando se menciona en el marco de las teorías científicas, por otro; Ia respuesta es afirmativa. Pero resulta obvio que el término sólo puede aplicarse a ese doble contexto si se utiliza analógicamente. El uso unívoco conduce a no pocas ambigüedades, que terminan por deteriorar Ia argumentación del autor. Sorprende, en efecto, encontrar afirmaciones como las siguientes: «varios teólogos del medievo continuaron siendo evolucionistas», como Io habían sido «los Padres de Ia Iglesia, al menos en su mayoría» (p.
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