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HISTORIA
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HISTORIA
J. J. Polo Rubio, Jaime Jimeno de Lobera (1580-1594), organizador de Ia diócesis de Teruel (Zaragoza: Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja 1987) 196 pp. Nos encontramos ante un trabajo de tesis doctoral en Teología que el autor, avezado ya a estas tareas de investigación, defendió en Ia Universidad de Navarra en 1984. Se trata, por tanto, de una monografía documentada del Dr. Polo, quien en los últimos cinco años ha publicado otros artículos en revistas relacionados más o menos con Ia misma materia: «La Iglesia de Teruel en el pontificado de Jaime Jimeno de Lobera (1580-1594)», «Personajes eclesiásticos turolenses del siglo xvi y xvii», «El primer Sínodo de Ia diócesis de Teruel (1579)», «El proceso de limpieza de sangre de don Fernando Valdés Llano». El personaje del que nuevamente se trata merece nuestra atención. Es una figura desconocida, no obstante haber sido en su tiempo, además de obispo, virrey de Aragón. Pero si como tal virrey puede pasar un tanto desapercibido, no ocurre Io mismo por su actuación como obispo. Fue él quien puso en marcha Ia recién creada diócesis de Teruel, superando para ello no pocas dificultades. Presidió y dirigió uno de los sínodos más importantes de Ia historia eclesiástica turolense. Organizó el cabildo catedralicio. Construyó el palacio episcopal. Su impulso fecundo y vivificante llegó hasta el último rincón de Ia diócesis. Sobre su personalidad y su actividad pastoral abunda gran cantidad de documentos inéditos, que el autor ha tenido que ir recogiendo por los archivos de Ia ciudad y diócesis de Teruel, en los de Zaragoza, Madrid y Roma, seleccionándolos y clasificándolos para su mejor conocimiento. Parte de ellos los ofrece al final de Ia obra en una Apéndice documental, que consta de 25 con reproducción facsímil de alguno de ellos. Es una obra, pues, de primera mano, elaborada con rigor científico y perfecta metodología. Tras el primer capítulo, que dedica a presentarnos los datos biográficos del obispo Jimeno, sus años de formación y ministerio sacerdotal, sus primeras actividades como obispo de Teruel y Ia efemérides de su oficio de virrey de Aragón; y tras el segundo, donde habla de Ia creación de Ia nueva diócesis y de las dificultades que se tuvieron que superar —todo ello necesario para el encuadre del tema más fundamental—, entra a fondo en Ia materia, estudiando, en el tercer capítulo, el sínodo de 1588: convocatoria y asistentes, diario que se lleva, nombramientos, normas disciplinares que se establecen, repercusiones y aún protestas a que dio lugar, por ejemplo, en Ia misma Comunidad de Teruel. En los capítulos cuarto y quinto trata de las relaciones, siempre delicadas, que hubo entre el obispo y el cabildo así como de Ia labor pastoral que aquél fue llevando en Ia diócesis. Interesante el apartado que dedica el autor al ideal de reforma tridentina que se propuso llevar a cabo el prelado, a Ia cura de almas a Ia que él mismo se dedica, su visita «ad limina», el interés humanista que muestra por el arte y Ia literatura. Después del Apéndice documental, da a conocer las Fuentes y Ia Bibliografía que Ie han servido de base, a nuestro parecer selecta y acomodada. Siguen los índices de personas y lugares. Una serie de fotografías y de ilustraciones aligeran y esclarecen Ia lectura del texto. Como indicamos, se trata de un trabajo de tesis doctoral, técnicamente
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