|
LA SACRAMENTALIDAD DEL EPISCOPADO Y SU SIGNIFICACIÓN ECUMENICA
Si se pregunta por los grandes temas e ideas dominantes de Ia eclesiología del II Concilio Vaticano, se tendrá, quizá, como primera respuesta: Ia enseñanza sobre el pueblo de Dios, desarrollada en una comprensión dinámica de Ia Iglesia, que permite reconocer Ia realidad eclesial más allá de Ia Iglesia católica romana entendida socialmente. Otra respuesta podría decir: Ia profunda comprensión de Ia Iglesia como misterio, ejemplarmente expresada en el redescubrimiento de Ia comunidad celebrante de Ia Eucaristía, como Iglesia local según el testimonio de Ia carta a los Corintios. Si se menciona Ia palabra «obispo», entonces, sin falta, se Ie asocia: Ia colegialidad de los obispos con el Papa como cabeza del Colegio Episcopal. La sacramentalidad de Ia consagración episcopal y el ministerio episcopal tendrá, por el contrario, comparativamente una pequeña posibilidad entre las importantes y nuevas acentuaciones con futuro. Y sin embargo yo creo poder decir, ya al principio, que Ia doctrina de Ia colegialidad de los obispos sólo contiene teológicamente una profunda dimensión en razón de aqueUa relación esencial, que hace transparente el ministerio episcopal en referencia a Jesucristo como el auténtico «pastor y obispo de nuestras almas» (1 Pe 2, 25). Y esta relación esencial será para el ministerio episcopal algo que no puede perder, algo propio por Ia acción consecratoria de Ia ordenación episcopal, que va unida a Ia celebración de Ia eucaristía. El Colegio Apostólico, cuyos miembros no precisaron en su tiempo de una imposición de manos, porque Jesucristo mismo, en histórico-salvífica irrepetibilidad, dio a su elección y envío una significativa e inconfundible expresión, encuentra, por Io que se refiere a Ia ininterrumpida tarea de gobierno de Ia Iglesia, su correspondencia en Ia Iglesia postapostólica en aquel ministerio pastoral, que es transmitido por ia imposición de manos y Ia epíclesis y para el que vale Io que Pablo pudo decir a los presbítero-obispos de Efeso: «Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el que os ha puesto el Espí-
|