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MORAL
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de revelación no aporta nuevos contenidos, sino que es una reflexión sobre Ia posibilidad de recepción y trasmisión de Ia revelación. En lugar de hablar simplemente de sabiduria, Pablo contrapone antitéticamente sabiduría humana y divina. Habla también de dos mundos y de dos hombres contrapuestos. El rasgo más llamativo de 1 Cor 2, 6 ss. es Ia contraposición «psíquicopneumático», de Ia que no se ha encontrado una derivación histórico tradicional. Según Theissen podría retrotraerse a Ia explicación de experiencias extáticas en el cristianismo primitivo. Theissen concluye destacando que los análisis psicológicos no contradicen los métodos de explicación histórico críticos, sino que los profundizan. La figura de Cristo es, dentro del mundo vital paulino, el factor decisivo pana el cambio de vivencia y conducta. Este estudio, que acaba con bibliografía e índice de citas bíblicas, marcará sin duda una fuerte impronta en los estudios paulinos. Las investigaciones a partir de Ia psicología científica, como desde Ia sociología u otras ciencias humanísticas, pueden ampliar muy positivamente las perspectivas exegéticas, con tal de que no caigan en tentaciones reduccionistas. R. TreviJano
2) MORAL S. (Th.) Pinckaers, Les sources de to morale chrétienne. Sa méthode, son contenu, son histoire, CoI. Etudes d'Éthique Chrétienne, 14 (Friburgo: Éditions Universitaires - Paris: Ed. du Cerf 1985) 524 pp. El autor es bien conocido por sus lúcidos anàlisis sobre Ia crisis de Ia teología moral, pero también por sus numerosos estudios sobre Ia historia de esta disciplina. La preciosa obra que aquí se presenta es ciertamente una recopilación de sus mejores aportaciones, reelaboradas y ordenadas de tal forma que no se rompe Ia unidad del conjunto, que, por otra parte constituye una interesante introducción a Ia Teología Moral Fundamental. Tras una introducción en dos capítulos en los que se aborda Ia definición de Ia Teología Moral así como algunas cuestiones principales, tales Ia obligación y Ia felicidad, el amor y Ia verdad, Ia justicia y el pecado, el autor dedica Ia primera parte a estudiar esta ciencia desde sus dos principales aspectos: su dimensión humana y su dimensión cristiana. Por Io que se refiere a Ia primera, es necesario recordar que Ia teología moral tiene por objeto los actos humanos en cuanto voluntarios. Bu mismo objeto material Ia emparenta necesariamente con las ciencias humanas. Una parentela que no ha sido siempre pacífica. A veces son los moralistas los que parecen retirarse del diálogo; otras veces los científicos traspasan los límites de su competencia; y en muchas ocasiones es todo un mundo el que se orienta por caminos que terminan engendrando un hombre unidimensional que se confunde a sí mismo y su tarea ética con Io puramente fenoménico (p. 87). S autor se detiene, en consecuencia a estudiar Ia distinción entre Ia moral, las artes y Ia técnica, para abogar por una colaboración a Ia búsqueda de Io auténticamente humano en el hombre. Por Io que se refiere a Ia otra dimensión, el autor dedica un capítulo a Ia cuestión, tan debatida en nuestros días, de Ia existencia y Ia especificidad de Ia moral cristiana, exponiendo y matizando el célebre plantea-
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