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RECENSIONES
También hemos de señalar que no resta mérito al trabajo, los pequeños lunares que a veces se denotan. Así por ejemplo Ia utilización, quzás en más abundancia de Ia debida, de textos en diferentes idiomas, que puede ofrecer aJguna dificultad al estudiante; o bien algún error de fechas o de legislación civil que salta. En suma, sentimos Ia satisfacción de recomendar el libro, importante en estos momentos de cambio legislativo, que puede ser un instrumento sumamente útil. Felicitamos pues al autor y Ie deseamos prosiga en esa línea de cultivador del Derecho matrimonial canónico; tarea no Ie va a faltar y ánimo y laboriosidad Io ha demostrado. L. Portero Sánchez
4) NOTAS BIBLIOGRÁFICAS I. Gomá Civit, El Magníficat. Cántico de ía salvación, BAC Minor 65, Qdadrid: Editorial Católica, 1982) 218 pp. El autor presenta el libro como una «invitación a comprender y vivir el Cántico de María en el corazón de Ia Iglesia» (p. IX). Ya en el preludio (pp. 3-26) interpreta el Magníficat como expresión de Ia kenosis de Dios que vence a Ia hyperfania o soberbia de los hombres. De esta manera el punto de interés se sitúa en el lugar más estrictamente teológico del encuentro de Dios con María. Lógicamente, cobran especial importancia los versos primeros del canto (Lc 1, 46-49) donde se refleja Ia actitud de María (engrandece al Señor, se alegra en el Salvador) y Ia presencia actuante de Dios (mira su pequenez, hace en ella cosas grandes). El comentario de esos versos resulta detallado, lleno de referencias veterotestamentarias, siempre ceñido a los términos originales. Más problemática resulta Ia segunda parte del comentario, allí donde se estudia Ia relación de Dios con los humildes (Lc 1, 51-53); digo problemática porque casi sólo se ha fijado en el primero de los versos (actúa con el poder de su brazo / dispersa a los soberbios de corazón). Me parece válido el hecho de insistir en Ia acción de Dios, destacando el fondo de guerra santa; también me parece interesante el modo de interpretar Ia «soberbia- de los hombres como idolatría originaria, en Ia llnea de Ia «construcción de las estatuas antidivinas» de que habla el libro de Daniel. Todo eso es justo y hay que resaltarlo. Sin embargo, eso ha impedido que el autor sitúe el canto en su contexto sociológico, en Ia línea del gran cambio de Ia historia (derriba el trono a los poderosos /enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes / a los ricos los despide vacíos). Se recibe Ia impresión de que el gran drama se juega simplemente en el corazón de los hombres, en clave de vivencia religiosa. A mi entender, eso resulta insuficiente: el nivel religioso de Lc 1, 51 se traduce y explicita, en plano religioso-social, en Lc 1, 52-53; sin esa expansión sociopolítica del canto Ia palabra de María termina siemdo inoperante. Pienso que Gomá no Io ha tenido suficientemente en cuenta. La tercera parte está dedicada a los últimos versos (Lc 1, 54-55) donde se alude al cumplimiento de las promesas de Dios; Dios mismo se define como aquel que -recuerda» y recordando cumple su palabra. A pesar de esa pequeña deficiencia, que hemos indicado, el libro ofrece una expléndida visión del Canto de María. No teníamos en España
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