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EL MATRIMONIO EN LA LEGISLACIÓN SOVIÈTICA
La Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas constituye Ia ^exta parte de las tierras enierg das del globo. Llega desde las atroces estepas siberianas hasta las montañas del Cáucaso y desde el río Dniéster hasta el estrecho de Bering. Hay en ella países de espigas y desiertos de tundra helada, nieves eternas y jardines amenos, todos los climas, todas las flores, todas las faunas, cráneos y mandíbulas de todas las formas. Más de cien pueblos. Sus 21 mi"llones de kilómetros cuadrados están bordeados por 14 mares, con un desarrollo de costas igual a un ecuador y medio. Sus cerca de 200 millones de habitantes están somet!dos desde hace veinte años a Ia experiencia social y política más asombrosa que conoce Ia Historia moderna. Su comienzo fué recibido entre nosotros con escepticismo ; el Estado socialista se consideraba por aquellas calendas como un imposible, y las primeras fases de su estabilizacón, después de Ia tormenta, fueron miradas por nosotros como un suceso prodigioso, casi diabólico. Nadie entonces creía que el régimen ruso podría durar más que Ia tormenta que Ie dió el ser. Más tarde sucedió el asombro, luego el silencio. Al otro lado del telón de acero el régimen bolchevique proseguía su obra revolucionaria sobre un pueblo inmóvil. El sistema comunista no sólo no fracasó, sino que hizo prosélitos por toda Ia tierra, colocando en los países burgueses quintas columnas encargadas de subvertir el capitalismo y provocar Ia revolución bolchevique en el mundo. Después de Ia última guerra, Rusia está entre los vencedores, con Io cual sus pretensiones de influencia internacional han crecido de un modo desmesurado. El régimen sov'ético, visto desde los países de tradición occidental, se. presenta como un monstruo descomunal dotado de propósitos atroces. De Rusia habla hoy todo el mundo apasionadamente, unos en favor y ©tros en contra.
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