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ACTUALIDAD
1NVESTIGACION Y ESTUDIO DEL DERECHO
CANONIC°
EL PONTIFICIO INSTITUTO 011IENT.VL DE ItOMA
I.' Durante el ail() neaalnico 1947-M8 ha sid innìnora li 1 trig4Ím( niversario de hi oreceilln del, Pontificio Instiluto Oriental de Roma, y diversas: revistas y periódicos en varias 1lflC111P han querido llamar la ateneión a sus lectores sobre esta instilución, menos conocida, por clerk), de lo que mereee. Ta1'fl1)i6n en España, donde el inter6s pot. las comas del ()riente va lomando (auto auge, en no pocas publicaciones el Instiluto Orienta!. con su hishula y actividad, ha tenido una digna conmemoración. AcepJando gustoso la invitación, yoy a 4lar a los lectures de la REVISTA ESPAÑOLA DE DERECII0 CAN6NICO una breve sintesis del "curriculum vitae" de. este Pontificio Instituto Oriental, eon particular referencia, en cuanlo hi permitan el carzicter y la estructura del mismo, a su acI ividad ea el cam* po del Derecho canónico. 2." A/Weeder/fps y dittos históriros.--El Pvittificio Instituto Oriental no surgió mum por oncanto, ni mucho menos fut", (Iliad(' pan haver una Ara Imis; al contrario, fruto de una, idea p°t. largo tiempo madurada y la exigencia de una necesidad profundainento sentida. Todos aquellos, especialmente de f ines del siglo pasado y principios del actual, quft tenian muy en el corazón la causa del Oriente cristiano, y se interesaban en el estudio d(ii sus cosas, cuestiones
y problemas, no tenían reparo en manifestar claramente cuánto urgía el que Roma poseyese una institución de altos estudios orientales; sólo así, decfan, será posible trabajar con eficacia 411 la ruda y secular empresa de devolver a la Iglesia Madre de Roma aquellas Iglesias del Oriente, que en otros tiempos habían sido sus hijas. Era necesplo que el Occidente y el Oriente, que se desconocían, llegasen a un mutuo conocimiento. La barrera de seculares prejuicios que se levanta entre el Oriente y el Occidente, y que impide la vuelta de los orientales a Roma, principalmente, supuesta la gracia divina, con la ciencia debe ser derribada. Afilidase, que, a la casi total ighorancia que de las cosas de Oriente, de sus costumbres, de su carúcter, de sus lenguas, de su tradición, dc sus glorias, etc., tiene el Occidente, se debe en gran parte el que los católicos latinos hayan cooperado tan escasamente y con tan poco interés a la obra de reconciliac On
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