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SENECA, MENTOR DE ALMAS
«Sit a!iquis custos*. (Si-N., Epi${. 94, 55).
No creemos que se nos pueda tildar de exageración precipitada al afirmar, desde un principio, sin atenuantes ni vacilaciones, que Séneca fué esencialmente en sus días un formador eximio y un experto director deconciencias. Séneca, efectivamente, se nos presenta a través de sus escritos como un perfecto formador de almas gigantes, un admirable modelador de espíritus selectos. Sabido es que Ia virtud era Ia preocupación constante que acuciaba el alma denuestroSéneca; pero más bien diríamosnosotros que Ia obsesión inquietante que desvelaba al gran moralista cordobés, fué precisamente Ia enseñanza de Ia senda escondida que a ella conduce y el adiestramiento de las almas en Ia práctica del bien. La virtud requiere aprendizaje '. Sabía Séneca que el alma posee ojos caliginosos para percibir Ia verdad y no ignoraba que aun después de hallada necesitan las almas un ejercicio esforzado para apartarse de las riquezas, los placeres, Ia belleza y Ia ambición que consus blandurasy halagos las invitan al mal, y afrontar por el
Epi$t. 123, 15, Plácenos advertir aquí que hemos seguido para el presente estudio y sus citas oirginales Ia edición crítica de las obras de Séneca del UR. CARLES CARDÓ, Fundado Bernat Metge, Barcelona 1924. El criterio seguido por el Dr, Cardó en Ia fijación de su texto Io expone el ilustre humanista en L. A. SÉNECA, De La Ira, Introducció, pág, XXXIX y L. A, SÉNECA, Lletres a Lucili, VoI. I, Introducció, págs, XIV y XV. De las versiones españolas de las obras de Séneca, hemos utilizado Ia pulcra y castiza de Lorenzo Riber, (M. Aguilan Madrid, 1943), sin entretenernos en enmendar sus pequeñas inexactitudes y libertades de escasa transcendencia para nuestro modesto ensayo senequistaL. Riber ha manejado para su traducción el texto de Ia Collection des Universités de France, publicado bajo el patronazgo de Ia Association Guillaume Budé,
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