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Dúthgo Ecuménica t. XXXVI, ns. 115-116 (2001) 197-208
ARTÍCULOS
LA NUNCIATURA DE PARIS Y EL PATRIARCADO DE VENECIA
Durante siglos han existido nunciaturas de primera y de segunda e, incluso, de tercera. El paso de una a otra constituye Io que se denomina carrera diplomática en el más clásico sentido del término. Se van calentando motores y madurando Ia experiencia en países poco importantes y, unos pocos, pueden acabar su carrera «in belleza», es decir, en Lisboa, Madrid, Viena o París, para terminar logrando el capelo cardenalicio, al menos en otras épocas, cuando estaba vigente el «cursus honorun» en su sentido más pleno. Porque una de las características de estos puestos «de primera» consistía en que Ia púrpura aguardaba invariablemente al final del camino. Roncalli no había realizado hasta el momento en que comienza esta historia una carrera muy brillante. Bulgaria y ^irquia no eran países católicos ni importantes tanto en el ámbito político como en el eclesiástico, ni el trabajo desarrollado en estas sedes parecía especialmente apasionante, aunque, una vez más, el diario del nuncio nos ilustra sobre su buen espíritu y sobre su talante profundamente religioso y evangelizador más allá del brillo de las sedes. Parecía no esperar nada porque era consciente de que estaba cumpliendo su misión allí donde se encontraba. El 6 de diciembre de 1944, cuando cuenta sesenta y tres años y parece que su carrera diplomática se encuentra
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