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SUMMA > Biblioteca Digital > Revistas UPSA > Cuadernos Salmantinos de Filosofía > 1990, volume 17 > Pages 299-306. San Agustín y la tradición estética platónica
San Agustín y la tradición estética platónica
Martín, Jesús Ángel
SAN AGUSTIN Y LA TRADICION ESTETICA PLATONICA «No vino a enseñar estética el Verbo Encarnado; pero presentó en su persona y en Ia unión de sus dos naturalezas el prototipo más alto de Ia hermosura... Por El se vio magnificada con singular excelencia Ia naturaleza humana y habitó entre los hombres todo bien y toda belleza»1. Este es el marco en el que se puede hablar de una estética patrística. Los Padres de Ia Iglesia no metodizaron su estética; apenas si se hizo en Ia escolástica. De ahí que algunos historiadores de Ia estética nieguen Ia existencia de una teoría estética propiamente dicha antes de Ia aparición de Ia filosofía moderna2. Lo que sí hay son diversos apuntes en tratados de muy deversa índole. Estas ideas y su sentido estético es Io que vamos a analizar en dos de las primeras obras de san Agustín: De Ordine y los Soliloquios, así como su implicación en las dos tradiciones estéticas más representativas: Ia platónica y Ia aristotélica. Sin desdeñar las aportaciones estéticas que pueden recogerse en otras obras, como las Confesiones, en éstas plantea dos de los temas fundamentales que ocupan a Ia estética. En primer lugar el estudio de las condiciones del alma humana para poder acercarse a Ia belleza; tema de origen platónico, que en el campo de Ia estética fue ampliamente desarrollado por Ia estética de Ia intuición y que alcanza su máxima expresión en el ideal romántico de belleza. En Ia actualidad se replantea el tema desde una nueva óptica en las teorías de Ia recepción, nacidas a Ia sombra de Ia crítica literaria. La belleza surge como sínteses de dos realidades, una subjetiva y otra objetiva. San Agustín aborda también 1 Menéndez y Pelayo. Historia de las ideas estéticas en España, Im. Pérez Dubrull, Madrid, 1983Tomol,pp. 115-116. 2 Croce, en su Historia de Ia estética niega Ia existencia de una auténtica estética cristiana, porque ésta sólo es posible cuando se devuelve pleno valor a Ia sensibilidad. Lo mismo Bayer y otros historiadores.
https://doi.org/10.36576/summa.910
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