|
MNEMOTECNIA Y BARROCO: EL «FENIX DE MINERVA», DE JUAN VELAZQUEZ DE ACEVEDO «Es el artificio tan curioso, y tan ingenioso y con tanta claridad dispuesto, que se puede esperar ser de grande utilidad para todos en qualquier facultad que tratare, y para hazer curiosas ostentaciones de memoria...». (Agustín Núñez Delgadillo, Aprobación al Fénix de Minerva y Arte de Memorial. «Creéme —dezía el enano— que todo passa en imagen, y aun en imaginación, en esta vida; hasta essa casa del saber toda ella es apariencia». (Baltasar Gracián, El Criticóni. El proyecto de una memoria artificial, ese conjunto conceptual que ha sido definido en ocasiones como arte de Ia memoria, ha revelado, a Ia luz de los análisis interdisciplinares que Io han abordado recientemente, una vinculación profunda con Ia historia de Ia lógica, de Ia producción artística de orientación religiosa, de Ia emblemática, del hermetismo, de Ia medicina, y hasta con el pensamiento utópico que trata de fundar una lengua universal o alcanzar Ia pansofía. Campos heterogéneos en los que Ia mnemotecnia se integra, y a los que, en algún caso, organiza, modelizándolos al transmitirles —como un método— su organización misma. Vinculaciones insospechadas, en cualquier caso, para una tecné (esencialmente retórica) cuyo prestigio y utilización hoy parece haber decaido profundamente con Ia difusión del libro (que hace innecesaria esa forma de «escritura interna») y con el retroceso experimentado por el ars praedicandi. Los cercos sucesivos que, desde muy distintas ópticas, han convertido el ars reminiscendi de los clásicos en un objeto de estudio dentro de los marcos del pensamiento medieval, renacentista y barroco, han ido dejando una zona de sombras, cuya perfecta delimitación es ya posible trazar hoy. En primer lugar, al interés excluyente hacia Io español que han demostrado los críticos italianos (P. Rossi, E. Garin, Vasoli, Ziliotto); ingleses (F. A. Yates, R. Taylor, M. P. Sheridan); alemanes
|