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EL LENGUAJE EN ZUBIRI
Son muchas y dominantes las actuales corrientes filosóficas para las cuales el lenguaje se convierte en eje de su reflexión. Ya no se trata de un tema concreto al lado de otros, cosa que sucedió en muchos momentos de Ia historia, sino de una especie de universal paradigma desde el cual se abre toda posible reflexión filosófica. Un importante filósofo francés actual describía así esta situación: «Me parece que un terreno en el cual actualmente coinciden todas las investigaciones filosóficas es el del lenguaje. Ahí se cruzan las investigaciones de Wittgenstein, Ia filosofía analítica de Ios británicos, Ia fenomenología de Husserl, los estudios de Heidegger, los trabajos de Ia escuela bultmanniana y las restantes escueJas de exégesis neotestamentatria, los trabajos de historia comparada de las religiones y de antropología que versan sobre el mito, el rito y Ia creencia y, finalmente, el psicoanálisis» 1. El estudio de las palabras substituye —al parecer, con ventaja— al análisis filosófico de las cosas y de los conceptos; el análisis del lenguaje filosófico se convierte, no sólo en un método esclarecedor del pensamiento de los filósofos, sino sobre todo en una terapéutica reductora de sus desvíos. Esto es Io que parece exigir Ia actualidad filosófica. Una filosofía que se aparte de este uso se ve obligada a justificarse o, de Io contrario, corre el peligro de ser calificada como intempestiva y anacrónica. Es cierto que Ia -actualidad» así entendida no es ningún valor estrictamente filosófico y Heidegger ofreció jugosas reflexiones sobre Ia constitutiva «inactualidad» propia de toda filosofía: «Todo preguntar esencial de Ia filosofía sigue siendo necesariamente inactual: o se adelanta mucho a Ia actualidad correspondiente, o Io hace volver a Io que fue antes y aí principio. La filosofía sigue siendo un saber que no se puede hacer actual (zeitgemas) puesto que, al contrario, somete el tiempo a su medida» 2. Pero ello no es obstáculo para que los problemas planteados en filosofía por el lenguaje, al margen de su «actualidad», sean problemas importantes; el mismo Heidegger es buen testimonio de ello. El caso de Zubiri puede resultar muy sorprendente dentro de este contexto. Desde Ia publicación de 1962 de Sobre to esencia3, su primera gran obra de madurez, Zubiri parece haber caído en el reprobable descuido de marginar los problemas del lenguaje y to significación con
1 P. Ricoeur, De l'interprétation. Essai sur Freud (Seull, Paris 1905) p. 13. 2 M. Heidegger, Einführung in die Metaphysik, 3 ed. (M. Niemeyer, Tübingen 1966) p. 6. 3 X. Zubiri, Sobre Ia esencia (Sociedad de estudios y publicaciones, Madrid 1962). En adelante citaré esta obra como SE.
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