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Actualmente, a pesar del avance en el ámbito obstétrico-ginecológico, la mortalidad materno-fetal, debido a complicaciones durante el embarazo o parto sigue siendo elevada. Por este motivo, es importante que los profesionales sanitarios conozcan los aspectos más importantes de las urgencias obstétricas, así como su diagnóstico y tratamiento.
Las urgencias obstétricas pueden desarrollarse durante el transcurso del embarazo, pudiendo aparecer en la primera o segunda mitad del mismo, siendo éstas últimas las más frecuentes además de peligrosas, debido a las complicaciones materno-fetales que pueden provocar.
Por un lado, respecto a las urgencias del primer trimestre, hacemos referencia a la hiperémesis gravídica y hemorragias de este periodo, entre las que se encuentran el embarazo ectópico, la enfermedad trofoblástica gestacional y el aborto.
Por otro lado, entre las urgencias de la segunda mitad cobran importancia las metrorragias, por ser las más frecuentes durante este periodo, entre las que se incluyen la placenta previa, el desprendimiento prematuro de placenta ormoinserta, la rotura uterina, la rotura de la vasa previa, la amenaza de parto prematuro y la rotura prematura de membranas.
El abruptio placentae o desprendimiento prematuro de placenta normoinserta, que ocurre en la segunda mitad de la gestación, es considerada la segunda causa de hemorragia uterina en el embarazo, después de la placenta previa, dándose en una
gestante de cada 120.
Debido a su incidencia, es importante que el equipo sanitario que se encargue del control del embarazo, detecte esta urgencia de forma precoz, para poder instaurar el tratamiento y cuidados enfermeros adecuados, con el fin de evitar sus complicaciones materno-fetales, tales como la coagulación intravascular diseminada, el útero de Couvelaire, el sufrimiento fetal, la pérdida fetal, entre otras.
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