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JOSÉ FERNÁNDEZ HUERTA IN MEMORIAM
Se cerraba el pasado mes de noviembre de 2005 el número 5 de esta revista, correspondiente a diciembre, cuando inesperadamente, sin tiempo para reaccionar, llegó la noticia del fallecimiento del querido profesor José Fernández Huerta. Se prometió entonces, en una breve nota, que el número 6 del mes de junio estaría dedicado a él “in memoriam”. José Fernández Huerta nunca fue profesor de esta Facultad ni tampoco recuerdo que impartiera alguna lección o que se responsabilizara de curso ninguno. Y sin embargo todos le reconocíamos “maestro” merecedor del doctorado “honoris causa” para el que le propusimos, y amigo cercano, “amoris causa”, al que recurríamos tan a menudo. Durante más de treinta años colaboró en los exámenes de grado, presidió decenas de tribunales de tesis doctoral o de oposición a cátedra, atendió a cuanto le pedíamos, orientó, aconsejó… Nunca dijo que no, pero procedía con rectitud y ajustándose siempre a la justicia. Solía referirse a esta Universidad como “mi querida Ponti”, no sólo ante nosotros, me consta. Su último acto en la Universidad, ya con las facultades físicas muy mermadas, que no la psíquicas, fue en el mes de junio de 2004. Me despedí de él cuando le ayudaba a subir las escaleras del hotel en que le gustaba alojarse, mientras decía: “hasta luego, hasta muy pronto, hasta cuando queráis…”. En honor a él y a la lección dejada entre nosotros, se reproduce a continuación la aportación que el profesor Vicente Faubell publicó en Miscelánea Pedagógica, con ocasión de su jubilación en 1995.
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