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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
Salmanticensis 43 (1996) 475-486
Basilio de Cesarea. El Espíritu Santo. Introducción y notas de G. Azzali Bernardelli. Traducción del textos griego y notas de A. Velasco Delgado. Biblioteca de Patrística, 32 (Madrid: Editorial Ciudad Nueva 1996 ) 273 pp. La Introducción (pp. 5-90) presenta el tratado sobre el Espíritu Santo como un testamento espiritual del Maestro capadocio y, para comprender su complejidad, tiene presente primero cómo se ha ido plasmando Ia poliédrica personalidad del autor, presentando su biografía. Trata luego, bajo el epígrafe un tanto confuso, «El clima y el ambiente» de Ia ocasión y fecha, el punto sobre Ia cuestión pneumatológica, Ia progresiva preparación de Basilio. En tercer lugar, de las fuentes y Ia estructura del Tratado: Basilio ahondó Ia reflexión sobre el Espíritu Santo fundándose más exhaustivamente sobre Ia Escritura y Ia tradición, una y otra patrimonio y expresión de Ia fe comunitaria. A veces Ia tradición puede ser Ia fuente única, como en el caso de Ia profesión de fe bautismal con Ia preposición «con» (syn). La tradición de los Padres, sin embargo, debe estar en conformidad con Ia Escritura, y Ia Escritura se interpreta mejor de acuerdo con Ia tradición. El bautismo presenta el nudo ejemplar de Ia irrompible unidad de Ia Escritura y Ia tradición en Ia fórmula de Mt 28, 19, y en las fórmulas de Ia profesión de fe y de Ia doxología. En el tratado se entrelazan Ia línea polémica de refutación de los herejes, Ia línea doctrinal que se expresa en Ia búsqueda y profundización de Ia verdad y Ia línea pastoral, que mira a edificar a los fieles. Sigue una presentación panorámica de Ia estructura del tratado y sus contenidos. El cuarto apartado queda dedicado a Ia teología del Espíritu Santo. Desarrolla los puntos siguientes: 1. La esencia divina del Espíritu Santo. La irrompible unidad con el Padre y con el Hijo; 2. El Espíritu Santo en el misterio de Ia unidad-trinidad divina. Su procesión del Padre por medio del Hijo (se apoya aquí en XVIII 45); 3. El Espíritu Santo es partícipe de Ia gloria del Padre y del Hijo. El quinto, «El cristiano vive en el Espíritu», se detiene en el poder santificador y deificante del Espíritu, Ia experiencia del Espíritu (bautismo, familiaridad con Dios, inhabitación, contemplación, «apocatástasis» y restitución de Ia semejanza con Dios y participación de Ia gloria divina).
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