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SOBRE LA ETICA DE LA VIOLENCIA
Hace ya unos cuantos años, y teniendo presente el panorama de Ia opresión de pueblos enteros y el espectáculo horroroso de Ia guerra de Vietnam, el obispo Helder Cámara escribió unas palabras que, partiendo de una constatación innegable, constituyen una denuncia profética y Ia oferta de una alternativa no-violenta a un mundo desgarrado. «Por todas partes —decía—, junto a una mayoría no inquieta y conformista, junto a una extrema izquierda y junto a una extrema derecha que entrechocan y caen en Ia violencia y en el odio, existen minorías que saben muy bien que Ia violencia no es Ia auténtica respuesta a Ia violencia; que si respondemos a Ia violencia con Ia violencia, el mundo caerá en una espiral de violencia; que Ia única respuesta verdadera a Ia violencia es tener el valor de hacer frente a las injusticias que constituyen Ia violencia número uno» l. Desde entonces para acá, Ia violencia no parece haber disminuido sobre Ia faz de Ia tierra. Al contrario, los hombres parecemos habernos acomodado a vivir en medio de un mundo desgarrado y ensangrentado. Y, por otra parte, en los últimos tiempos asistimos a una justificación y rladonaMzaoión de Ia violencia desde el presupuesto ideológico de determinados valores que se itnvocan como absolutos2. Desde el final de te segunda guerra mundial, como ha recordado Juan Pablo II, se han podido contar más de ciento treinta conflictos locales, que han producido más de treinta millones de muertos o heridos y han generado un talante de inseguridad al que sería suicida resignarse. Por otro lado este clima de inseguridad se ve aumentado hoy por el fenómeno universal del terrorismo que no duda en matar a un número elevado de inocentes con el fin de atraer Ia atención hacia Ia proble-
1 H. Cámara, Espiral de violencia (Salamanca 1970) 47-48. Véase Ia obra de G. Lagos Matus, La no violencia: teoría y práctica (Santiago de Chile 1983), donde no sólo se recogen los aspectos teóricos de Ia no violencia, sino que se apuntan algunas estrategias y tácticas de Ia no violencia. 2 Cf. A. Salazar Bondy, Paro una filosofía del valor (Santiago de Chile 1971) 166-87.
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