|
BIBLIOGRAFIA
RECENSIONES
1) PATROLOGIA
S. Pétrement, Le Dieu séparé. Les origines du gnosticisme, Patrimoines. Gnosticisme (Paris: Les Éditions du Cerf 1984) 698 pp. La autora destaca en Ia introducción que Ia teoría orientalizante, iranizante, de Reitzenstein (1904) y Bousse>t sobre el origen del gnosticismo fue aceptada por muchos hasta alrededor de 1950. La hipótesis que domina actualmente es Ia del origen en un judaismo disidente. Tras Ia muerte de Ñock y Langerbeck pocos sostienen todavía su origen cristiano. Pétrement sostiene con vigor que Ì& antigua concepción (vigente desde los Padres de Ia Iglesia hasta Harnack), según Ia cual el gnosticismo ha nacido del cristianismo, es todavía Ia más probable. Ha habido un gnosticismo generalizado; pero Ia cuestión es si ha precedido al gnosticismo cristiano o éste es el anterior. Sólo el N.T. puede proveer una base que permita fechar con relación a él Ia aparición del gnosticismo. No hay ningún indicio claro en el N.T. de Ia existencia de un gnosticismo ya constituido. Lo combatido por Pablo en Corinto Ie parece ser el primer indicio realmente atestiguado de una tendencia al gnosticismo. Si el gnosticismo no fuera sino una dootrina de salvación por el conocimiento de «sí mismo» habría que hacerlo remontar por Io menos a los Uspanishads. H. Jonas ha logrado entresacar un rasg,o esencial de estas doctrinas cuando ha caracterizado al gnosticismo por el anticosmismo, Ia devaluación del mundo; pero también Ia apocalíptica judia es anticósmica y no es gnóstica. Hilgenfeld definió algo más preciso cuando consideró como signo fundamental del gnosticismo Ia distinción de Dios y del Demiurgo. Con este criterio es muy difícil encontrar en el N.T. indicios de Ia existencia del gnosticismo. Este modo particular de anticosmismo, que consistía en hacer del Dios de ferael una potencia inferior y ciega, no puede explicarse por el judaismo. El mito gnóstico implica siempre el conocimiento del judaismo; pero visto desde un punto de vista exterior. Se trata más bien del puesto que debe ocupar el judaismo en otra religión. Schenke ha visto bien, tras Percy y Rudolph, que no hay gnosticismo sin Salvador; pero no dice de dónde viene esta concepción gnóstica. Lo más probable es que el Salvador gnóstico dependa del cristianismo. En Ia mayoría de las doctrinas gnósticas conocidas, el Salvador es Cristo. La cuestión planteada por Ia idea del Salvador es Ia del libre aJbedrío. Qae se Io haya juzgado insuficiente para salvar aI hombre no se explica sino por las teologías de Pablo y Juan. Los problemas sobre los que rueda Ia especulación gnóstica son los planteados por el cristianismo y sólo por él. La evolución del gnosticismo parece ser Io contrario de Io que hubiera sido en Ia hipótesis del origen no cristiano (Pétrement ve
|