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RECENSIONES
G. MARTELET, S. J., Les täees maitreaSes de Vatican II. Introduction à l'esprit du Concile. Desclée de Br., 1966, 277 pp. Podría pensarse que se trata de un libro más, dentro de Ia ya amplia literatura en torno a Ia doctrina del Concilio Vaticano II. Es un libro más, pero con una fisonomía particular, con ciertos rasgos personales. No es propiamente un comentario doctrinal, sino un intento de captar y exponer las ideas maestras, basUares, fundamentales del Vaticano II, las que condensan y expresan su verdadero espíritu, como introducción precisamente al conocimiento de esta realidad profunda y vivificante del mismo. La obra está animada por un claro propósito de hacer vivas en to Iglesia las enseñanzas conciliares ; un intento de que no quede su labor reducida a un esfuerzo estéril ; antes por el contrario, que el aggiornamento llevado a cabo de raiz en Ia gran Asamblea de los 2.300 obispos sea en efecto un bien positivo para Ia Iglesia. Esto depende en su mayor parte : del espíritu. De ahí el valor que tendrá conocer este espíritu conciliar y difundirlo. Las ideas maestras, como resumen del espíritu del Concilio, pueden reducirse a tres : feliz renovación de las fuentes; una fusión subUme de elementos y tendencias dispares, y un rejuvenecimiento espiritual de los signos. La renovación de las fuentes es una condición de Ia vida, que debe apoyarse en los sólidos fundamentos de Ia fe : Ia Biblia, Ia doctrina de Ia Tradición, te, enseñanza del Magisterio. Esta renovación Ia ha hecho el Concilio con espíritu, con vida, sabiendo unir —y esta es otra de sus ideas maestras— puntos de vista aparentemente contradictorios, reduciéndolos a una síntesis, que constituye el organismo doctrinal y pastoral para Ia Iglesia y para el católico de hoy. La plena eficacia de Ia labor conciliar no puede esperarse solamente de aquí ; era preciso Uegar también a Ia renovación de Io que el cristiano vive, toca, palpa a diario: los signos eclesiales. A cada una de estas tres ideas dedica el autor una parte de su libro. Quisiéramos hacer un resumen y un comentario, aunque breve, a su contenido; pero, no podemos rebasar los límites de esta reseña. He de poner, con todo, de relieve una idea maestra que el autor sitúa como punto de convergencia, idea clave en toda Ia exposición doctrinal del Concilio Vaticano II y centro de sus miradas y tendencias : el misterio de Cristo. Cristo es el punto central del contenido de las fuentes; Cristo aparece como el centro de unión de las tendencias dispares ; y Cristo y su misterio es el que da vida y comunica su espíritu a los signos; a Ia libertad religiosa, a Ia relación del hombre con el mundo que Ie rodea... porque es el recapitulador de todo. ¿Y Maria? Bs Ia figura ausente en este ensayo. El autor, presente en tes sesiones del Vaticano II, llamado por el obispo de FortArchambaut (Tchad) ha vlVido sus alternativas, ha pulsado el espiritu que nos transmite en este ensayo; pero, el espíritu del Concilio es más universal, y rebasa tes cortas páginas de una pequeña obra como esta. Con todo, aquí tenemos delineadas sus ideas maestras. E. Llamas
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