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HORA PRIVILEGIADA PARA LA CELEBRACIÓN DE LA MlSA
INTRODUCCIÓN Hoy día es práctica universal de los sacerdotes celebrar diariamente Ia Santa Misa; conocemos casos, y no tan raros, de ayuno eucarístico prolongado largas horas para poder ofrecer el Santo Sacrificio, del que el Derecho canónico más antiguo se ha preocupado, no sólo para legislar sobre él, sino también para ensalzarlo: "Nihil in sacrificiis maius esse potest quam corpus et sanguis Christi, nec ulla obtetio hac potior est, sed haec omncs pracelHt, quae pura conscientia Domino offerenda est, et pura mente sumenda, atque ab ómnibus veneranda, et sicut potior est ceteris ita potius excoli et venerari debet" (i). Pero esta práctica, tan conforme al espíritu de Ia Iglesia, queda dificultada a veces por circunstancias del horario canónico para Ia celebración de Ia Misa. Un viaje que hay que emprender antes de amanecer, una medicina prescrita para hora muy temprana, Ia defunción de un ser querido ocurrida de madrugada y por quien se quiere ofrecer en seguida el sufragio de Ia santa Misa, etc. En tales casos, ¿cómo ofrecer al Señor esta obra que, aunque es potior cocteris y, precisamente por eso, pura conscientia Domino offerenda est? Sin afán de ofrecer a los curiosos novedad alguna, perO sí quizá alguna utilidad sobrenatural a los devotos de Ia mejor devoción cristiana, vamos a estudiar algunas posibilidades que hay para solucionar esa dificultad —real, más de una vez—en el mismo Derecho de Ia Iglesia. DERECHO COMUN Dejando a un lado, al menos por el momento, las determinaciones del Derecho canónico antiguo sobre horario de Ia celebración de Ia Misa, Ia legislación actual ordena que, salvo Ia noche de Navidad (2), el comienzo
(1) D. í, c. 8 d« cons. (3) Can. 8>21, § 2.
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