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BIBLIOGRAFIA
GRIEGO Claire Préaux, Simon ByI et Georges Nechtergael, Le paysage grec, Bruxelles (Editions de l'Université Libre) 1979, 144 pp., rca. 260 F. B. ¿Cómo se han representado los griegos sus paisajes? ¿Con qué ojos han contemplado este continente, este mar, estas islas, estas montañas, estos ríos y valles, que el turista moderno recorre maravillado? ¿Qué impresión han sentido al ponerse en contacto con su mundo geográfico? A estas preguntas han querido responder los autores de este libro. Y para ello se han acercado a los autores antiguos, desde Homero hasta Pausanias, y han preguntado a las obras clásicas que han llegado hasta nosotros, y en estas páginas nos ofrecen el resultado de sus investigaciones al través de toda Ia literatura griega. La introducción comporta dos partes, En Ia primera se nos indica cómo los griegos percibían su paisaje: montañoso, marítimo o de tierra llana. Es una especie de diálogo de Ia naturaleza con el hombre. Pero los griegos han reaccionado también sobre su paisaje, y han sabido cultivarlo, han sabido construir sus ciudades, sus lugares de recreo, y han organizado da topografía de sus viviendas: este paisaje urbano, por así decirlo, es el objeto de Ia segunda parte de Ia introducción. Y a continuación más de un centenar de textos griegos, con su traducción francesa, que nos hablan de Ia configuración general de Grecia; del clima en las diferentes estaciones del año, con sus vientos y sus lluvias; de Ia planicie, y de Ia esterilidad del Atica, de Ia Tesalia, de Ia bataUa de Maratón; de las montañas, de los torrentes, de los fenómenos de Ia erosión, de los montes famosos y de los alabados olivares. Una parte especial está dedicada, como es natural, al paisaje del mar y de las islas: el hombre y el mar, deberes del piloto, momentos propicios para Ia navegación, las tempestades, Ia serie incontable de las islas que jalonan Ia península helénica. Otros apartados están consagrados a las ciudades y a sus santuarios: Atenas, centro del mundo; Atenas con sus aires y sus ríos, sus monumentos y sus habitantes, etc. Y entre los santuarios: el olivar de Ia Acrópolis, Io misterios de Eleusis, Epidauro y sus milagros, Delos, Olimpia, Delfos, el antro y el delirio de Ia Pitonisa, etc., etc. Esta antología de textos hermosos, a veces no muy conocidos, constituye un valioso medio para conocer ese paisaje griego que tanta admiración sigue suscitando entre los turistas de nuestros días. No dudamos de que con Ia ayuda de estos textos Ia admiración crecerá mucho más y el turista se verá cautivado por el encanto natural de aquella tierra que, con el paso de los años y Ia fuerza de las guerras, habrá perdido gran parte de su natural atractivo, pero que todavía continúa siendo el lugar donde danzaban las ninfas, donde Ia sombra y Ia luz se aliaban para recibir Ia belleza del mensaje poético de sus trágicos. J. Oroz
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