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Sobre un ensayo de versión rítmica de los bucólicos
Si el hexámetro grecolatino es una de las creaciones más insignes y acertadas de Ia Literatura mundial, no resulta extraño que en todos los idiomas se haya procurado incesantemente imitarlo. En unos casos con más éxito que en otros: Ia lengua alemana, favorecida con un agudo sentido de Ia cantidad y cuyos autores gozan de magnífica tradición literaria, ha hecho maravillas en este aspecto, y todo el mundo conoce y aprecia Ia celebérrima traducción homérica de Voss. Pero, aparte de que, como indica Pabón en el librito a que luego volveré a referirme 1, Ia legitimidad del principio de Ia cantidad ha sido discutida en Ia misma Alemania, no cabe duda de que nuestra lengua, probablemente menos sensible en el aspecto cuantitativo, se presta de peor grado a tales bellezas. Aquí debo seguir un muy serio y meditado estudio de mi antiguo alumno, excelente latinista, Francisco Pejenaute, que, en trabajo 2 encaminado a completar y rebatir en parte Io antes expuesto por otro querido colega, Víctor José Herrero 3, realizó una clasificación a mi modo de ver insuperable de los muchos intentos que, con varia fortuna, se han producido en este campo por parte de los escritores de España y América.
1 Pabón, Homero (Barcelona 1947) 197-8. 2 Pejenaute, 'La adaptación de los metros clásicos en castellano', Est. Cl, XV (1971) 213-34. 3 Herrero, 1La lectura de los versos latinos y Ia adaptación de los ritmos clasicos a las lenguas modernas', ibid. XII (1968) 569-82.
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