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lúcido de hoy a fortalecer su esperanza a Ia vista y a Ia luz del misterio del dolor humano que sólo en el amor de Dios encuentra Ia luz necesaria para seguir esperando». Y podrá ayudar aún mejor si se Ia somete a una crítica teológica coherente. Para Io cual, dada Ia convivencia que en ella se da entre rigor y capacidad de sugerencia (incluso poética), Io primero que resulta necesario es acercarse a ella con Ia paciencia y con Ia simpatía de Ia que hace gala en este libro. Juan A. Martínez Camino JuAN BosCH, Para comprender el Ecumenismo (Estella, Navarra: Editorial Verbo Divino 1991) 230 pp. Esta síntesis de carácter introductorio al Ecumenismo es un aval de su autor, ecumenista probado y de raza, que podrá comprobar quien lea este libro, presentado por el autor con modestia. A pesar del carácter de divulgación que tiene Ia obra, a tono con Ia intención de Ia serie de monografías en que aparece, acertadamente editadas por Verbo Divino, el orden y Ia claridad en Ia exposición de quien divulga sólo se logran cuando se poseen los conocimiento y Ia experiencia que acreditan trabajos como el del P. Bosch OP. La clave de Ia obra Ia da el autor en un prólogo, que en realidad es ya una introducción a Ia estructura y no sólo a Ia lectura del libro. Dividido en cinco capítulos, corresponde al primero afrontar Ia definición del Ecumenismo; al segundo, exponer Ia historia y entidad de las divisiones cristianas; al tercero, el proceso histórico del moderno Ecumenismo, centrándose en Ia segunda parte de este capítulo en Ia descripción y cometido de las instituciones ecuménicas. Reserva el autor los capítulos últimos para los siguientes temas: Ia verdad y su relación con Ia unidad, describiendo los núcleos doctrinales que «obstaculizan» Ia marcha hacia Ia visibilización de Ia unidad de Ia fe; y, en el último capítulo, el lector encontrará una reflexión sobre Ia esperanza que alienta el Ecumenismo en esta hora difícil, a tenor de los «retos» y «obstáculos» con que tropieza. Como de una recensión se espera no sólo Ia descripción de su contenido, cosa nunca difícil de hacer y que algunos lectores perezosos y otros «sin tiempo» agradecen para evitar Ia lectura del libro, no me detendré en ella. Es un trabajo bien hecho, claro y preciso, es decir, logrado en Ia estructura y en Ia forma o lenguaje empleado. Hago con modestia al autor, sin embargo, algunas anotaciones. En Io que al Ecumenismo moderno se refiere -y en él está centrado el libro- no todo comienza con el Vaticano II. ¿Por qué no ofrecer unos trazos ágiles, en conformidad con los conocimientos que el autor tiene, sobre los pasos que llevaron en 70 años al Vaticano II? Creo que es preciso matizar Ia tesis de que Ia Iglesia Católica se suma a algo que nace «fuera de ella», si no se tiene en cuenta cuando se suman de manera franca al Consejo Ecuménico las Iglesias de Ia Ortodoxia, y por qué se suman. Es decir, ¿qué necesidad o necesidades tenían estas iglesias que históricamente no ha tenido Ia Iglesia Católica para
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