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PRESENTACIÓN
Desde el Instituto de Pensamiento Iberoamericano y Ia AUIP, al promover el Primer Simposio Internacional del Instituto de Pensamiento Iberoamericano con el tema «Las Escuelas de Salamanca y el Pensamiento Iberoamericano: Teoría y Praxis», quisimos contribuir a recordar un momento especialmente brillante de Ia Universidad de Salamanca. Alguien, desde fuera, puede sentir un cierto desagrado ante Ia dedicación de tantas horas al recuerdo de pensadores del pasado. ¿No ha llegado el momento de dejar de mirar al pasado y proyectar el futuro? Especialmente disgusta que Ia única filosofía española que logró una extraordinaria proyección internacional, fuera del mundo iberoamericano, haya sido Ia filosofía escolástica de los siglos xvi y xw. Parece avergonzar a algunos esta constatación y no se deciden a romper Ia cascara de Ia nuez, el lenguaje escolástico, condición imprescindible si queremos gozar de Ia sustancia sabrosa que encierra. La filosofía y Ia teología salmantinas de los siglos xvi y xvii fueron escolásticas, pero no por eso merecen menosprecio. No fueron ni son un fósil carente de vida. Ya Leibniz, buen conocedor de Ia escolástica española de los siglos xvi y xvii, afirmaba que «hay en las opiniones de los filósofos y teólogos escolásticos mucha más solidez que se cree, con tal de servirse de ellas oportunamente y en su lugar», y nos manifestaba su convencimiento «de que si algún espíritu exacto y meditador se tomara el trabajo de esclarecer y digerir sus pensamientos al modo de los geómetras analíticos, encontraría un tesoro de multitud de verdades importantísimas y absolutamente demostrativas»1. En un momento de hegemonía política y cultural de España en Europa, unos pensadores en Salamanca y otros en relación con sus maestros de SaIa1 Discurso de metafísica, n. 11, Versión, prólogo y notas de Julián Marías, Alianza Editorial, Madrid 1982, pp. 68-69. Este juicio puede ser completado y esclarecido con otros pasajes de los escritos de Leibniz, por ejemplo, con Io que escribe a Remond el 26 de agosto de 1714 (Die philosphischen Schriften, edición de Gerhardt, III, p. 625).
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