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EL HOMBRE, METAFORA DE DIOS, O LA PRIMACÍA DE LA METAFORA EN EL HABLAR
SOBRE DIOS 1
For Peter, obviously Peter Machamer
I. INTRODUCCIÓN En Io que va siendo mi pensar quedan todavia, al menos, dos lagunas en las que debo aventurarme: Ia historia y Ia contextualidad de Ia razón. La primera es obvia: me falta articular Ia dimensión histórica del tiempo y de Ia persona constituida en sociedad —aunque esté esbozado el lugar de Ia dimensión física del tiempo—. La segunda, de las carencias de mi pensar no está en que no sea suficientemente racionalista, sino en que Io sea más de Io que yo mismo querría. Es claro que Ia razón no es 'razón científica' ni 'razón lógica' —por más que Ia ciencia sea obra de Ia razón práctica y que Ia lógica sea muy importante entre los instrumentales con los que cuenta Ia razón—. La actividad de Ia razón está compelida por constreñimientos y solicitaciones, opciones y valores que, en una cierta manera —sólo en cierta manera—, Ie son exteriores, aunque los asuma y sean como atractores para ella. Pero ella misma, Ia razón, ¿es meramente racional? Sentimientos y afectos, ¿nada tienen que ver con Io que ella es en su mismidad? ¿Cómo somos racionales?
1 Este trabajo, presentado en eI sexto Simposio de Ia Académie du Midi — !nstitut fiir Philosphie dedicado a Ia metáfora, que tuvo lugar en el Chateau de Nyer del 23 al 27 de mayo de 1994—, ha sido posible gracias a mi estancia en el Center of Philosophy of Science de Ia Universidad de Pittsburgh durante todo el curso 1993-1994. Debo agradecérselo a su director, Jerry Massey. Durante ese tiempo, he tenido Ia gran suerte de vivir en el Orafory of Pittsburgh, y de compartir sus actividades. Doy también las gracias por ello al Fr. Bryan Summers y a los demás miembros de Ia comunidad.
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