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POLITICA Y FILOSOFIA EN ANTONIO GRAMSCI
Uno de los autores marxistas cuyo pensamiento haya alcanzado mayor divtdgación en los últimos años es, sin duda, Antonio Gramsci. La publicación postuma del ingente material contenido en sus Cuadernos de ía Cárcel ha sido el punto de partida de un auténtico aluvión de comentarios y publicaciones. El motivo fundamental de esta revalorización está, sin duda, en las intrínsecas cualidades de su obra. Pero también ha contribuido a eUo decisivamente Ia situación de los movimientos marxlstas europeos en los últimos decenios. Y es que, si es difícil determinar hasta qué punto ha contribuido Gramsci directamente a Ia aparición del eurocomunismo, está fuera de toda duda eI que los jefes políticos de este nuevo movimiento hayan hecho de él su abanderado ideológico. Y ello ha contribuido poderosamente a poner de moda su pensamiento. En las breves páginas que siguen no me voy a ocupar, al menos directamente, de ninguno de los grandes temas gramscianos de estrategia política, ya que sobre eUos ya existen suficientes estudios. Lo que yo me propongo, aunque ello pueda valerme Ia calificación de inmodesto, es Ia búsqueda del transfondo filosófico que subyace al pensamiento político gramsciano. Se trataría, por utilizar el lenguaje del mismo Gramsci, de determinar Ia cosmovisión de Ia que, en última instancia y de manera fontal, arrancan sus ideas en torno a Ia política. Esta cosmovisión existe, aunque haya sido este un aspecto del que sus comentadores apenas se han ocupado. De Io que éstos generalmente se ocupan, es de las aportaciones gramscianas al problema de Ia cultura y los intelectuales, intentando poner de manifiesto Ia radical novedad que su estrategia revolucionaria significa en relación con Ia tradición marxista. Pero a muy pocos se les ha ocurrido investigar en profundidad cuál es Ia filosofía de que tales estrategias arrancan. La causa de esta omisión es, sin duda, el prejuicio de que Gramsci no es más que un dirigente político y, sólo muy de pasada, un filósofo. Esto tiene algo de cierto. Pero no se puede poner en duda Ia existencia de una iserie de ideas y valores en el fondo de Ia actividad política gramsciana. Al fin y al cabo, de él es Ia teoría que defiende Ia universalidad del hecho filosófico: todos los hombres, hasta los más rudos, fundamentan su actividad en una cosmovisión, por rudimentaria y embrionaria que ésta sea. No tratándose de un profesional de Ia filosofía, es evidente que Ia cosmovisión de Gramsci no es siempre todo Io clara y explícita que pudiéramos desear, pero existe y es operante una tal cosmovisión. Y no vale decir que esta cosmovisión no es otra que Ia de Marx y Engels.
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