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última lección
Salmanticensis 61 (2014) 195-217
Enseñar y, sobre todo, aprender Un relato más que una lección
Felisa Elizondo
Universidad Pontificia de Salamanca
Aunque esta sesión se considera una ultima lectio, me he permitido cambiar el formato y, a modo de memoria de los años de trabajo en el ancho mundo de la Teología, ensartar algunos recuerdos que componen algo así como el relato de un aprendizaje, un aprendizaje en compañía. Hace tiempo, en una serie de perfiles reunidos por Juan Bosch en Panorama de la Teología en España (Estella 1999) resumía mi breve presentación con esta frase: Entre las Humanidades y la Teología. Junto con el mío, había en aquel recuento algunos otros nombres de mujer, y me satisface comprobar que ha aumentado su número en los listados y panoramas más recientes. Más que insistir en la desproporción que todavía sigue dándose entre firmas masculinas y femeninas en este terreno, prefiero aplicar a lo sucedido con la entrada de las mujeres en la teología la imagen de con la que Marie-Thérèse Van Lunen-Chenu se refería a los comienzos del feminismo: unas pequeñas embarcaciones se hacían a la mar, y alegrarme de haber conocido años en que también en el campo inexplorado de la teología sucediera algo semejante. Ahora mismo son un número notable las que siguen en ruta, aunque haya que aceptar que todavía son bastantes más los colegas varones que viajan…en transatlántico por estos mares. No entraré, por supuesto en la discusión, siempre posible, de las diferencias de estilo ni en los méritos de unas y otros. Mi ingreso en este campo se debió a que el Concilio había abierto una brecha y era posible que voces no graves pudieran oírse en las aulas de las Facultades teológicas. De hecho, en algunos momentos, probé la extrañeza que la mía causaba en el ambiente de la Universidad de Santo Tomás, en Roma y en un año emblemático
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