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PIO XII CUMPLE 80 AÑOS
Desde aquel "tu es Petrus et super hanc petram aedificabo EcclesTom meam", que Jesucristo dijo a Pedro en Cesárea de Filipo, el Papado ha sido y será el principal instrumento utilizado por Dios para iluminar a los hombres. Aunque Pío XII no poseyera especiales cualidades personales, el hecho de ser Vicario de Cristo Ie haría acreedor a nuestra sumisión y homenaje, festejando, como ha hecho el mundo católico, este su octogésimo aniversario. Pero Pío XIl, dadas sus cualidades, aun a titulo personal merecería nuestra gratitud y nuestro homenaje Es, sin duda alguna, uno de los Papas que pasarán a Ia historia como de los más extraordinarios en Ia ya larga serie de Vicarios de Cristo de estos dos milenios de vida de Ia Iglesia. Cada año que pasa, en el campo de Ia teología, del derecho, de Ia filosofía, de cuantas ciencias, en fin, tengan relación con el fin supremo del hombre, va dejando el sedimento de sus luminosas enseñanzas. Difícilmente podrá hacerse en el futuro Ia historia de Ia cultura en nuestro tiempo sin tener que citar a menudo y en los capítulos más divergentes el nombre de Pio XII. No trata Pio XII, claro es, de Ia ciencia por Ia ciencia. No es esa su misión. Pero ha vivido siempre de cara al saber. Apoyaao en los altos principios de Ia revelación, de Ia filosofía y de Ia ciencia, tres fuentes de conocimiento que, como él ha dicho, son "rayos de un mismo sol que mutuamente se completan", aclara conceptos, corrige errores, da orientaciones precisas. A veces se quedará en las altas regiones de Ia inteligencia, como cuando replantea, en sus discursos a Ia Pontificia Academia de Ciencias, el viejo problema de las relaciones entre Ia ciencia y Ia filosofía y su armonización con Ia fe; a veces descenderá más bajo, dialogando familiarmente con sus hijos de todo el mundo: deportistas, hoteleros, sastres, banqueros, cineastas, periodistas, médicos, juristas..., para quienes tendrá siempre Ia palabra precisa y oportuna; pero, en uno y otro caso,
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