|
REDC52(1995)729-740
EL ABOGADO ANTE UN PROCESO DE NULIDAD MATRIMONIAL *
Agradezco muy cordialmente Ia amahle invitación que se me ha hecho para venir a hablaros sobre Ia misión, tan importante y delicada, del abogado ante un proceso de declaración de nulidad matrimonial. Hace unos años ya tuve el honor de dirigir Ia palabra en este Ilustre Colegio de Abogados de Valencia en conferencia sobre el abogado ante un proceso de separación matrimonial. Si en cualquier causa judicial el letrado ha de iluminar, defender, dirigir y proteger a su cliente, ante un matrimonio probablemente nulo, adquieren todas estas funciones una especial exigencia en Ia conciencia del mismo. No se trata solamente de un problema más o menos importante para su cliente en el orden económico, profesional o social... En una causa de probable declaración de nulidad, Ia cuestión es vital en los cónyuges, con unas connotaciones no sólo de orden terreno o temporal, sino de trascendencia también ultraterrena. Se trata entonces de descubrir y cooperar a Ia sanción de estados de Ia persona que, por su misma índole, Ia afectan, con su proyección religiosa, en el tiempo y en Ia eternidad. De ahí que Ia preparación del letrado para esta clase de procesos, por las razo nes indicadas, requiera no sólo una formación jurídica de canonista especializado, sino también un sentido y sensibilidad religiosa acendrados. Es el sentido de Ia justicia transido de caridad cristiana y, al mismo tiempo también, son las virtudes teologales vividas al servicio de Ia más exquisita justicia, Io que se postula del letrado que haya de intervenir en esta clase de causas. Por esto Ia Iglesia pide que los letrados canonistas dedicados a las mismas sean practicantes en su fe y den testimonio de ella con una ejemplaridad de vida y de rectitud moral. Dice el canon 1483 que el abogado ha de ser mayor de edad y de buena fama, y católico, a no ser que el obispo diocesano permita otra cosa, y doctor, o, al menos, verdaderamente perito en Derecho canónico, y contar con Ia aprobación del mismo obispo. Por eso el canon siguiente, 1484, puntualiza que el abogado, antes de iniciar su función ante el Tribunal, debe presentar su mandato auténtico. El hecho mismo de que me hayáis ofrecido este tema para Ia conferencia de esta tarde es ya indicio de vuestra buena disposición y deseos de acierto en este campo de vuestra profesión, no exento de dificultades graves y de sinsabores. No en
Conferencia pronunciada en el Colegio de Ahogados dc Valencia el 7 de fehrero de 1995.
|