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CRITICA DE LIBROS
E. Tierno Galván, Razón mecánica y razón dialéctica (Madrid, Tecnos, 1970). Quizá sea el análisis de Ia razón mecánica, su estructura y su función en el contexto del saber moderno y actual el gran tema de esta obra, que se monta en su estructura no como análisis teórico de dicho tema, sino como investigación de Ia génesis del mismo y de su asentamiento indiscutible en Ia ciencia contemporánea. La obra es muy desigual en cuanto al tratamiento de las distintas épocas dialogantes o no dialogantes (mecanicistas) del proceso de desarrollo del pensamiento occidental. Personalmente creo que Ia parte más elaborada es Ia de los tres últimos capítulos donde se lleva a cabo una interpretación del marxismo a Ia luz de Ia problemática que está manejándose durante toda Ia obra. El segundo de los capítulos reelabora temáticamente Ia estructura del diálogo como proceso de conocimiento, que —según parece desprenderse del conjunto de toda Ia obra— lleva implicada Ia dialéctica como instrumento globalizante. La disolución del primero como posibilitador de un conocimiento global de Ia realidad está en paralelo con Ia transformación de Ia estructura social y con el surgimiento de Ia mentalidad mecánica como nuevo proceso de conocimiento. Los capítulos tercero al séptimo incluidos están dedicados al análisis de ese proceso histórico de disolución de las épocas dialogantes y del surgimiento de Ia nueva mentalidad mecánica. Podríamos decir, utilizando su misma crítica con respecto a algunos pensadores, que adopta una interpretación globalizante de esos períodos históricos. Queremos centrar este comentario crítico en Ia contraposición que establece Tierno Galván entre inteligencia dialéctica y mentalidad mecánica. La categoría de inteligencia tal como se interpreta en Ia obra analizada tiene un significado lógico-ontológico, cargando el acento sobre Io ontológico. Es Ia cristalización de una conciencia de grupo que se expresa en Ia estructura del diálogo. "Inteligencia quiere decir Ia posibilidad social de que surja un ámbito de contradiciones a través de las cuales se construye intelectualmente Ia estructura procesual de un tema". La reflexión que se hace posible dentro de este contexto adquiere un sentido puramente teórico y se desgaja como una estructura autónoma de Ia realidad social a Ia que "contempla" a través del seguimiento procesual de sus contradicciones, pero sin pretender reincidir de nuevo sobre Ia vida cotidiana. "Reflexionar conviviendo en un nivel en que Ia acción no determine Ia convivencia, de una parte, y de otra que Ia convivencia no sea un mero artifìcio, define el "diálogo intelectual". La convivencia tiene lugar, pues, en el nivel del pensamiento, no en el nivel de Ia cotidianidad. Teoría y praxis son dos líneas paralelas que por mucho que se prolonguen no llegarán a encontrarse. Una tal interpretación lleva a cabo Io que Lukacs llama "delimitación de los problemas al plano del puro pensamiento", Io cual es muy característico de los filósofos modernos. Una tal delimitación es fuente de fecundos resultados pero crea a Ia vez una barrera irremontable, que impide el descubrimiento del principio verdaderamente opuesto, que es el que realmente sobrepasa Ia contemplación : "el principio de Ia práctica" (G. Lukacs, Histoire et conscience de classe, París 1960, 155-56). Desde una tal delimitación que se consti-
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